-La posibilidad del conocimiento-
Una vez concluida la investigación fenomenológica preliminar del fenómeno del conocimiento, Hessen pasa a abordar cada uno de los cinco problemas que aborda la teoría general del conocimiento, así comienza por el problema de la posibilidad del conocimiento. Para ello él se formula la siguiente pregunta: “¿puede el sujeto aprehender realmente algo?”, es decir, que se pregunta por la posibilidad que se produzca el proceso de representación del objeto de conocimiento que realiza el sujeto cognoscente, o el proceso llamado desde la perspectiva fenomenológica como aprehensión. Ante este problema, Hessen nos plante que la filosofía a través de su historia ha dado tres tipos de respuestas: el dogmatismo, el escepticismo y el criticismo.
Respecto al dogmatismo, nos indica que es una posición previa a la reflexión epistemológica que consiste en la confianza ciega en la razón, a tal punto que da por supuesta la aprehensión sin llegar a considerar que puede haber condiciones internas o externas al sujeto que interfieran en el conocimiento adquirido. Por esta misma razón, el dogmatismo no se enfoca en el sujeto sino que al considerar que uno accede de manera directa al objeto de conocimiento, sin la intermediación de ningún proceso de aprehensión, sus reflexiones se centran en la naturaleza y el ser. Asimismo, nos señala que el dogmatismo puede ser lógico, absoluto o radical y metafísico. Sobre el primero, se puede mencionar que conserva las características señaladas anteriormente y encontramos dentro de ellos a los presocráticos; mientras que el dogmatismo metafísico se caracteriza por no ignorar la reflexión epistemológica, pero que en su metafísica mantiene la confianza ciega en la razón humana, Kant señala que dentro de ellos encontramos a los autores de los sistemas metafísicos del siglo XVII: Descartes, Leibniz y Wolf.
En cuanto al escepticismo, Hessen nos indica que es una posición epistemológica que se caracteriza por su desconfianza a todo conocimiento, razón por la que niega su posibilidad, es decir, que afirma que el sujeto no puede aprehender realmente al objeto y por eso mismo no debe de emitir ningún tipo de juicio. De allí que el escéptico ignore por completo al objeto de conocimiento y se centre únicamente en los factores subjetivos internos y externos del conocimiento, vale decir que se centra únicamente en el sujeto cognoscente. Asimismo, él nos señala que el escepticismo se ha presentado a lo largo de la historia de la filosofía pero de diferentes maneras, al principio negando el conocimiento absoluto y presentándose como un escepticismo lógico, absoluto o radical que se caracterizaba por desconocer el principio ontológico de la no contradicción, dentro de esta línea se encuentra Pirrón, Enesídemo y Sexto Empírico. Otra variante de esta posición epistemológica es el escepticismo sistemático que se caracteriza por negar que podamos alcanzar una certeza rigurosa del conocimiento, es decir, que nuestros juicios o pensamientos concuerden con la realidad externa o el ser. Por esa razón, ellos afirman que solo tenemos la posibilidad de alcanzar un conocimiento probable. Hessen considera dentro de este grupo a Arcesilao y Carneades miembros de la Academia de Atenas y representantes del escepticismo medio o académico. Sin embargo, ambos escepticismos presentan contradicciones, el primero no puede afirmar nada, ya que si afirma que “el conocimiento no existe” se estaría contradiciendo y autoanulando, por ello suspende el juicio para evitar la refutación lógica. No obstante, Hessen señala que este escepticismo no puedo evitar su refutación en el plano ético. Respecto al segundo escepticismo este incurre en otra contradicción ya que al rechazar la verdad y la certeza, y a la vez considerar la probabilidad del conocimiento, no estaría considerando que la probabilidad implica necesariamente el concepto de verdad. Posteriormente, en la filosofía moderna, aparecerán diferentes tipos de escepticismos, unos negando el conocimiento moral como el escepticismo ético de Montaigne, o negando el conocimiento de lo suprasensible como el escepticismo metafísico de Hume y Comte con el positivismo, o poniendo en duda todo lo cognoscible para quedarse únicamente con un conocimiento del que podemos tener certeza absoluta como el escepticismo metódico de Descartes, o proponiendo la incognoscibilidad de lo absoluto como el escepticismo religioso de Spencer y finalmente, negando un conocimiento moral como el escepticismo ético en el que se circunscribe el relativismo y subjetivismo.
Sobre estos últimos, se diferencian de los demás escepticismos en el sentido de que no rechazan el concepto de verdad pero lo limitan o condicionan, presentándose el subjetivismo individual, el subjetivismo general y el relativismo. En cuanto al subjetivismo individual, éste limita la validez de la verdad del conocimiento al individuo humano o sujeto individual por lo que los juicios de este sujeto solo serían válidos para él. Acerca del subjetivismo general, éste limita la validez de la verdad al sujeto general o al género humano por lo que considerarían verdades supraindividuales pero cuya validez carecería de universalidad, por esta razón consideran que esta posición se vincula al psicologismo o incluso al antropologismo. Por lo que se refiere al relativismo, la verdad del conocimiento se encuentra limitada a los factores externos como la influencia del medio, el espíritu del tiempo y el círculo cultural al que pertenece el sujeto. Los representantes de estas posiciones son el sofista Protágoras con su principio del homo mensura, en el caso del subjetivismo, y Oswald Spengler al relativizar la verdad en función a un determinado tipo de humanidad, en el caso del relativismo. Aunque, en ambos casos se encuentran contradicciones importantes como por ejemplo que si un subjetivista se encuentra frente a una persona que afirma que “toda verdad es universalmente válida” se encontraría en la paradoja de tener que aceptar dicha afirmación pese a que se estaría contradiciendo; lo mismo le pasaría al relativista que se encuentra delante de alguien que afirmara que dentro de su cultura “toda verdad es absoluta”.
Un último tipo de escepticismo, para Hessen, es el pragmatismo que se caracteriza por abandonar el concepto correspondentista de la verdad, es decir, que no considera la concordancia entre el pensamiento y el ser, y establece como nuevo criterio de verdad a la utilidad. Dicho planteamiento tiene como base una concepción del ser humano como ser práctico que posee una voluntad y no la de un ser teórico, por lo que su inteligencia no estaría destinada a la contemplación del mundo o al conocimiento de la verdad sino a la resolución de los problemas que le plantea la realidad. Ahora bien, Hessen indica que dentro de esta posición epistemológica se encuentran filósofos como William James, Schiller, Nietzsche, Vaihinger y Simmel, lo cual no considero que sea una afirmación muy exacta por parte del autor, ya que los máximos representantes del pragmatismo son William James, Charles Sanders Peirce y John Stuart Mill. Finalmente, se señala que el pragmatismo no considera la esfera lógica del fenómeno del conocimiento por abocarse únicamente a lo práctico, desconociendo la autonomía del pensamiento humano aduciendo que nuestra conciencia “lógica” se opone al falseo o la negación del concepto de verdad.
Por otra parte, acerca del criticismo, se señala que es una posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo y que se trataría de una síntesis de estas dos posiciones epistemológicas. Dicha posición afirma que el conocimiento es posible y se caracteriza por compartir con el dogmatismo la confianza en la razón humana, pero no de una manera ingenua sino examinando sus diferentes afirmaciones y sometiéndola a una evaluación crítica, por lo que se le considera como un método de filosofar orientado a investigar las fuentes de las afirmaciones y objeciones, así como la razones en que se fundamentan. Hessen considera que sus representantes en la historia de la filosofía son diversos, así tenemos a Platón y Aristóteles en la edad antigua, a Descartes, Leibniz, Locke y Hume en la edad moderna, siendo su máximo representante y fundador el filósofo alemán Immanuel Kant. También, se establece una diferencia entre un criticismo especial y otro general. El criticismo especial sería el criticismo kantiano donde coinciden el criticismo como método que se opone al dogmatismo y al escepticismo, y el criticismo como sistema que es el resultado de la aplicación de dicho método. En cuanto al criticismo general, este no sería otro que la teoría del conocimiento como disciplina autónoma.
Asimismo, se señala una crítica efectuada por Hegel contra la teoría del conocimiento, ya que él considera que es un absurdo buscar la fundamentación del conocimiento suponiéndolo a la vez, es decir que se pretende estudiar el proceso de conocimiento considerado como objeto a través de un proceso de conocimiento considerado como instrumento, dicho de otro modo: conocer el conocer. Cabe señalar que hasta la aparición de Kant no existía como disciplina la teoría del conocimiento sino que antes formaba parte de la metafísica por lo que el objeto del proceso de conocimiento era la realidad. Lo que en cierto modo hace Kant es redirigir el objeto de estudio de la realidad al conocimiento mismo, generando esta nueva disciplina y es esto lo que Hegel estaría criticando. Sin embargo, ante esta refutación, Hessen respondería que en realidad la teoría del conocimiento no busca carecer de ningún supuesto sino que parte de la suposición de que el conocimiento es posible para que desde allí comience a estudiar sus bases, supuestos y condiciones del mismo.
Finalmente, podemos señalar que estas tres posiciones epistemológicas: dogmatismo, escepticismo y criticismo giran en torno al concepto de verdad por correspondencia que es planteado por Aristóteles y que implica asumir la existencia de una estructura ontológica que sostiene la realidad externa del sujeto. Así, mientras que el dogmático cree que puede acceder a esta estructura ontológica de forma directa, dirige su atención a la esfera ontológica del fenómeno del conocimiento; por su parte el escéptico negará dicha estructura al concentrarse en el sujeto cognoscente, encerrándose en la esfera psicológica del fenómeno mencionado; mientras que el criticismo reconocerá que podemos acceder a dicha estructura ontológica pero de forma indirecta, a través de la imagen que tenemos de dicha realidad externa, reconociendo el valor de la esfera lógica pero sin desconocer la esfera psicológica ni la ontológica. Siendo el pragmatismo la única posición totalmente anti-aristotélica, al abandonar el criterio de verdad por correspondencia y con ello la concepción de una estructura ontológica a la que podemos acceder a través del intelecto.
Referencias:
Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf
Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.
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