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La definición de la filosofía según Jeffery D. Long

«Asimismo, nos presenta que el término filosofía no ha tenido una definición única y estática a través del tiempo, sino que ha sabido evolucionar y se ha visto modificada de la misma forma que la matriz cultural a la que pertenece, moldeándose a los cambios que ha tenido la mentalidad europea en su propia historia.»

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La definición de la Filosofía según Rom Harré

Rom Harré, filósofo neozelandés nacido en el año 1927 y egresado de la Universidad de Auckland, publicó en el año 2000 un libro titulado “Mil años de filosofía. De Ramanuja a Wittgentein” donde el autor nos da su versión personal de la historia de la filosofía, incluyendo a  la filosofía de la India, China, del Islam y de Europa, en un esfuerzo por plantear una versión más amplia de la historia de la filosofía y no restringirse a un lugar común como resulta ser la filosofía europea.

Como todo libro de introducción a la filosofía, antes de que el autor nos proporcione su visión panorámica  de la historia de ésta, comienza por dedicar el primer capítulo del libro a definir qué significa la palabra filosofía para él. Al respecto,  Harré aborda este asunto desde una perspectiva diferente a la de otros autores, porque en lugar de comenzar por la relación cognoscitiva entre el sujeto y el mundo, él decide comenzar desde la actividad que realiza el filósofo para finalmente presentarnos su definición de la filosofía y como se da la mencionada relación cognoscitiva en la filosofía y la ciencia.

Así pues, el filósofo neozelandes define a la filosofía como “el examen crítico de los modos de vida humanos” (Harré, 2002, p.7) tanto en sus aspectos intelectuales como en los prácticos. Asimismo, identifica dos niveles de reflexión asociados al desarrollo de la filosofía en su historia: el nivel de las intuiciones cósmicas y las apreciaciones críticas. El primero tiene una naturaleza más especulativa y se presenta en los orígenes cuando el ser humano se preguntaba por su lugar en el cosmos, por el modo de vida que debe llevar. En cuanto al segundo nivel, este aparece con el renacimiento y la modernidad, y consiste en el cuestionamiento a los “presupuestos subyacentes” que fundamentan las mencionadas intuiciones, actividad que se considera como la función principal del filósofo en la actualidad.

Ahora bien, un elemento crucial para explicar la labor del filósofo son las “presuposiciones subyacentes”, que son consideradas proposiciones que otorgan un sentido a las actividades intelectuales y prácticas. Precisamente, el papel del filósofo consiste en identificar dichas presuposiciones para luego someterlas al examen crítico, por ello el autor señala que “la atención del filósofo se centra en el sistema conceptual vigente y, en particular, en su plasmación lingüística” (Harré, 2002, p.24). Y es que desde su perspectiva no importa si hablamos de filosofía de la India, China o cualquier otra, puesto que siempre encontraremos estos presupuestos subyacentes que fundamentan y organizan las diferentes actividades humanas.

Este proceso de identificar las presuposiciones para luego criticarlas, es identificado por Harré como el método de la filosofía. No obstante, debo señalar que afirmar que existe un método en la filosofía es un tanto inexacto, puesto que si revisamos la historia de la filosofía nos vamos a encontrar que en realidad hay diferentes formas de abordar la filosofía, razón por la que considero que en realidad lo que el autor hace es presentar una serie de herramientas que utilizan los filósofos.

Así pues, en relación con la primera parte del mencionado proceso, se señala que éste consiste en una “(…) labor de extracción, análisis y discusión crítica de todo género de presuposiciones subyacentes a las prácticas humanas” (Harré, 2002, p.19) basado, por lo general, en la experiencia y la intuición. Sin embargo, se señala que el filósofo Robin Collingwood utilizaba un método más confiable que la intuición y consistía en indagar sobre los fundamentos que sostiene ciertas ideas, hasta llegar a un nivel donde encontremos las presuposiciones absolutas que las sostienen. Luego de haber identificado las presuposiciones subyacentes, se procede al examen crítico de las mismas. Proceso donde el filósofo cuenta con tres herramientas que le permitirán realizar la crítica: los experimentos mentales, a través de casos imaginados que permitan identificar incongruencias en las presuposiciones; la detección de paradojas, es decir identificar las presuposiciones que contradicen la idea que ellas fundamentan; así como también la identificación de analogías gramaticales que provoquen confusión, o en otras palabras términos que posean diferentes significados y que por el uso inadecuado de uno de éstos nos lleven a un error argumentativo.

Con relación a estas dos etapas del “método filosófico”, según Harré, éstas se relacionan con el desarrollo de las tradiciones filosóficas. En efecto, la primera etapa de identificar las presuposiciones subyacentes está asociada a aquel periodo de la filosofía donde se intenta aclarar el mensaje o la interpretación de los textos sagrados o de las prácticas religiosas; mientras que la etapa de la crítica corresponden al periodo posterior al giro epistemológico donde la ciencia se convierte en el centro de la discusión filosófica y se produce la aparición de tres escuelas que defiende diferentes perspectivas de la ciencia: el positivismo, el convencionalismo y el realismo[1].

Por otra parte, dicho método filosófico nos habrá dejado como producto el haber encontrado que las presuposiciones subyacentes pueden ser formuladas en dos clases de proposiciones, que se encuentran relacionadas entre sí dentro de la relación cognoscitiva entre el sujeto y el mundo: la relación entre la representación y lo representado, o en otras palabras la relación entre el sistema simbólico y lo simbolizado; de tal manera que las presuposiciones subyacentes se encuentren en el nivel del sistema simbólico y le dan un sentido a los simbolizado.

Es así, que se nos presentan cuatro formas de distinguir las mencionadas presuposiciones, que se han desarrollado a lo largo de la historia de la filosofía y que corresponde al trabajo de los siguientes filósofos: Leibniz, Reid, Kant y Wittgenstein. El primero propone una distinción entre las verdades de razón, que hacen referencia a las características o infinitos predicados de las especies; y las verdades de hecho, que corresponden a enunciados formulados respecto a individuos. En cuanto a Reid, se recoge su propuesta del principio del sentido común que consiste en la diferenciación de ciertos principios comunes y evidentes que fundamentan cualquier razonamiento. Respecto a Kant se consideran los juicios sintéticos a priori como el conjunto de leyes a las que se sujeta la experiencia. Por último, Wittgenstein de quien se menciona a las “gramáticas” como el conjunto de reglas que establecen el buen uso de un sistema simbólico, identificándolas de forma figurativa con el marco de un cuadro, donde el cuadro vendría a ser las proposiciones que refieren a algún aspecto de la realidad. Es decir, que el marco serían las definiciones y el cuadro sería las descripciones.

Como resultado, se identifican a las presuposiciones subyacentes con las verdades de razón de Leibniz, los principios del sentido común de Reid, los juicios sintéticos a priori de Kant y las gramáticas de Wittgenstein, asimismo se les presenta como el sistema conceptual que nos permite organizar las experiencias que obtenemos de nuestra relación con el mundo. Así nuestro conocimiento del mundo no se encuentra determinado por las sensaciones ni por las presuposiciones sino que se produce a través de una relación activa con éste.

Finalmente, dicha perspectiva de las “presuposiciones subyacentes” le permite al autor explicar cuál es el objeto de estudio de las cuatro disciplinas tradicionales de la filosofía: la metafísica, la epistemología, la ética y la lógica. Respecto a la primera, se nos indica que su objeto no son cuestiones de hecho sino los conceptos y sus relaciones, es decir, los sistemas conceptuales. En cuanto a la epistemología, sus presuposiciones giran en torno a los conceptos y criterios que nos permiten formular enunciados de hecho. En cuando a la ética, su objeto son los conceptos que nos permiten describir y discutir sobre la vida moral de las personas. Mientras que la lógica, presentó a lo largo de su historia diferentes presuposiciones. En la antigüedad su objeto eran los principios que nos permitían determinar si una inferencia era correcta o no; mientras que en la edad media estaba enfocada hacia los patrones de razonamiento dentro de los cuales se consideraban a los conceptos modales como la necesidad y la posibilidad; y durante el siglo XX su objeto pasó a ser “la estructura de los modelos de razonamiento y la estructura verdadera de toda clase de proposiciones”. (Harré, 2002, p.17).

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Referencias:

  • Harré, R. (2002). Mil años de filosofía. De Ramanuja a Wittgenstein. México DF, México: Santillana Ediciones Generales, S.A.

[1] Estas tres escuelas poseen una concepción distinta de la ciencia:

  • Positivismo: La ciencia es proyecto que se centra en la organización del conocimiento que se adquiere a través de la verificación empírica.
  • Convencionalismo: La ciencia es un proyecto que busca construir un sistema coherente que permita interpretar correctamente la realidad.
  • Realismo: La ciencia es un proyecto que busca la comprensión de la realidad, asumiendo que puede acceder al conocimiento de las regularidades de la realidad, sea que se traten de procesos observables (verificación empírica directa) o inobservables (verificación indirecta).

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La definición de la filosofía según David Sobrevilla

David Sobrevilla Alcazar (1938-2014) fue un filósofo peruano egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que realizó un doctorado en filosofía en la Universidad de Tubinga en Alemania. En cuanto a su desarrollo filosófico, otro gran filósofo, Francisco Miroquesada señala que éste puede describirse en tres periodos: periodo de aprendizaje (1955-1970), periodo de transición (1970-1986) y un periodo autónomo (1986-2014) donde buscará una filosofía más auténtica, en el sentido que partirá de la tradición occidental para replantearla, después de pasarla por el tamiz que representan las necesidades y particularidades propias del Perú y Latinoamérica.

En el año 2014, la Editorial Universitaria de la Universidad Ricardo Palma publicó el libro Introducción a la Filosofía de David Sobrevilla, donde él define a la filosofía de dos maneras, primero como “la orientación racional y general en el mundo”, y luego como “la reflexión racional sobre ciertos problemas básicos o fundamentales, (…) de un alto grado de generalidad y por ello mismo muy abstractos (y difíciles)”, con la salvedad que él las presenta como determinaciones de la filosofía. No obstante, antes de hablarnos de dichas determinaciones, él nos presenta el panorama de las perspectivas desde las cuales se puede abordar la indagación sobre la filosofía: la indagación etimológica y la indagación conceptual.

En cuanto a la primera, se nos menciona de la existencia de un sentido técnico y otro no técnico. El primer sentido es la clásica definición de la filosofía como amor a la sabiduría, a partir de las raíces griegas que conforman dicha palabra. Respecto al sentido no técnico, este se encuentra en un texto de Hesíodo (siglo VIII a.C.) quien utiliza el término como “amante del saber”, posteriormente la utilizarían Heráclito y Pitágoras (siglo VI a.C.), el primero como “sabedor de muchas cosas” y el segundo como “amante de la sabiduría”, atribuyéndose a éste último el hecho de ser el primero en autodenominarse como filósofo según una anécdota recogida por Cicerón (siglo I a.C.).

El segundo modo de indagación sobre la palabra filosofía puede realizarse en tres sentidos: el sentido amplísimo, el sentido amplio y el sentido histórico. El primer sentido se encuentra en el trabajo de Paul Radin, denominado El hombre primitivo como filósofo, donde se busca encontrar como abordaba el hombre primitivo temas propiamente filosóficos (el destino, el sentido de la vida, etc.) y se llega a la conclusión de que todas las culturas antiguas tuvieron filosofía. Sobre el sentido amplio, se utiliza los trabajos de Karl Jaspers y Jesús Mosterín, Origen y meta de la historia e Historia de la filosofía respectivamente, donde se plantea que el desarrollo del pensamiento humano puede dividirse en dos etapas: el pensamiento arcaico y el pensamiento filosófico. Así el primero asumiría un acceso directo al mundo sin hacer uso de la razón, sino apelando a mitos y otorgándole una gran importancia al rito como medio para acceder a las divinidades. Respecto al segundo, comenzará por considerar un tiempo axial o eje ubicado en el siglo VI a.C. donde se desarrollaran los principales sistemas de pensamiento en Grecia, India y China. Por último, el sentido histórico, nos lleva a las costas del Asia Menor, a la ciudad de Mileto durante siglo VI a.C. donde aparecerán los primeros representantes de la filosofía occidental.

Desde esta última perspectiva, Sobrevilla desarrollara el origen de la filosofía considerando como base el trabajo del filósofo español Ortega y Gasset en su obra Origen y epílogo de la filosofía, cuya tesis central es que “para afirmarse en el mundo el ser humano necesita ciertas creencias y técnica”, por lo que la aparición la filosofía en occidente se estructurará en un proceso de tres etapas: la magia, el mito y la filosofía. Sin embargo, en el texto solo se abordará el paso del mito al logos, donde el desarrollo comercial y la aparición de la escritura serán claves para explicar la crisis de la civilización griega durante los siglos VII y VI a.C. que permitirán la aparición de las religiones orientales en dicha región y el surgimiento de la filosofía, proceso que comenzará con el desarrollo de la actitud filosófica; luego el abandono del modelo genético del mundo, que heredaron de los mitos, por un modelo histórico y diacrónico que posteriormente se verá complementado con el desarrollo de la lógica en el siglo IV a.C..

En relación con lo anteriormente expuesto, Sobrevilla introduce el tema de las determinaciones de la filosofía que bien puede entenderse como su definición. Así, en una primera instancia, él la define como “la orientación racional y general en el mundo”. Adicionalmente aclara que se trata de una orientación en la medida que busca ubicar o determinar a una persona o entidad o un conjunto de estas en un lugar ante el mundo y para ello requiere de un instrumento que es la razón, por ello se diferencia de la religión que también es una orientación pero a través del mito y la fe. Asimismo, se considera que es general porque su objeto es la realidad como una totalidad, precisamente ésta característica la diferencia de la ciencia que solo aborda ciertos aspectos o dominios de la realidad. Ahora bien, esta definición o determinación de la filosofía se encuentra abordada por la metafísica por lo que las demás disciplinas filosóficas abordarán la otra definición o determinación de ésta. Así, la otra determinación de la filosofía es definida como “la reflexión racional sobre ciertos problemas básicos o fundamentales, (…) de un alto grado de generalidad y por ello mismo muy abstractos.”, es decir, que ésta también se encarga de abordar ciertos aspectos de la realidad y que a diferencia de la ciencia su labor sería más general y basada en un examen racional y no empírico de dichos aspectos. No obstante, esta posición deja fuera otras orientaciones basadas en la voluntad de poder, como en la filosofía de Nietzsche, y la voz del ser en la filosofía de Heidegger.

Por otra parte, el filósofo huanuqueño divide la filosofía inicialmente en dos ramas: la rama formal o propedéutica y la rama real. En la primera rama se ubica a la lógica como una materia introductoria de la filosofía que hace referencia a la parte formal del pensamiento, su objeto de estudio, estudiando los razonamientos deductivos e inductivos. En cambio, la segunda rama, aborda los objetos de la filosofía en el mundo real, que a su vez se subdivide en una filosofía teórica (reflexión sobre el mundo dado), filosofía práctica (reflexión en torno a la acción humana), filosofía de la técnica (reflexión sobre el mundo producido por el hombre) y filosofía de la religión (reflexión sobre la trascendencia y lo divino). Finalmente, todos estos temas se refieren a una reflexión sobre el hombre, sobre el ser humano.

Finalmente, se realizará una breve exposición sobre los métodos de la filosofía, entendiendo a estos como el camino que uno debe seguir para obtener un determinado fin. Ahora bien, dicho fin puede ser teórico o práctico, y por ende buscará el conocimiento o la felicidad, respectivamente. Sin embargo, Sobrevilla considera únicamente al fin teórico para desarrollar su explicación sobre el método. Así, tenemos que él comienza por la edad antigua donde destaca al método dialéctico de Platón y el pluralismo metódico de Aristóteles. Posteriormente, en la edad moderna se recogerá de Francia al método único de cuatro reglas propuesto por Rene Descartes; hasta llegar al siglo XIX donde primaron dos métodos: el método positivista de Augusto Comte, que se ajustaba al estudio de lo dado, y el método dialéctico de Hegel y Marx que, a diferencia de Platón, se encarga de encontrar y superar las contradicciones que se encuentran en la conciencia y en el ámbito material, respectivamente. Luego, con la división entre las ciencias de la naturaleza y las de la cultura se comienza a establecer la diferencia entre hechos y valores, un ejemplo de ello es la propuesta del neokantiano Heinrich Rickert, mientras que Wilhelm Dilthey plantea un método hermenéutico para abordar la ciencias espirituales. Posteriormente, aparecería Hans-Georg Gadamer para darle una mayor importancia al medio linguistico. Además, durante el siglo XX la filosofía tendrá dos métodos en disputa: el método fenomenológico de Husserl y el método analítico del primer Wittgenstein. Finalmente, también existe una corriente antimetódica conformada por Nietzsche, Gadamer y Feyerabend, que rechaza la preponderancia del método respecto a la ciencia y la filosofía.

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Referencias:

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La definición de la filosofía según Augusto Salazar Bondy

Actualmente, en el Perú, la currícula escolar no contempla que los estudiantes lleven un curso de filosofía, pese a que posteriormente en los exámenes de admisión a las universidades dicha materia resulte incluida. Sin embargo, antiguamente dicho curso era dictado en los diferentes colegios nacionales del país y viendo la dificultad que implicaba enseñarlo se publicaron en la década de los sesenta dos textos que estuvieron a cargo del filósofo peruano Augusto Salazar Bondy1. Uno de ellos recibía el nombre de “Introducción a la filosofía”, el mismo que posteriormente sería reeditado junto con el libro de introducción a la lógica de Francisco Miró Quesada, en un texto que llevaría por nombre: “Introducción a la filosofía y lógica” (1987). El otro texto, denominado “Iniciación filosófica” (1963) estaba destinado a los estudiantes que ingresaban a la universidad. Así, ambos libros estaban enfocados en introducir de una manera más amigable a los estudiantes neófitos en la materia, y en ambos casos se comenzaba por el reto de definirla.

Antes de nada, revisemos la definición que plantea Salazar en su libro introducción a la filosofía donde señala que es “un tipo de conocimiento eminentemente problemático y crítico, incondicionado y de alcance universal, cuyos temas de investigación van más allá de la experiencia, lo cual hace de él además un saber trascendente y metafísico” (Salazar, 1987, p.12). Dicho de otra manera, la filosofía sería el resultado de una relación gnoseológica entre un sujeto cognoscente y un objeto de conocimiento, donde éste último hará referencia a la totalidad de las cosas que hay en la realidad y cuya existencia se da independientemente de la percepción del sujeto, razón por la cual se le considera un saber trascendente y metafísico. En efecto, en su libro “Iniciación filosófica”, él señala que la filosofía es un mediador entre el pensador y el mundo, por lo que hacer filosofía significará establecer un contacto entre uno mismo como pensador y el mundo externo, pero en un diálogo con los filósofos precedentes, aprendiendo el lenguaje que utilizaron, recogiendo los problemas que pretendían resolver y a partir de ello construir un nuevo conocimiento.

Ahora bien, si la filosofía es producto de una actividad cognoscitiva que supone la relación gnoseológica entre sujeto y objeto, ¿no son acaso el conocimiento científico y el conocimiento vulgar el resultado de sendas actividades cognoscitivas? Ante esto, se nos aclara que el conocimiento humano se presentaría como un saber vulgar, un saber científico y un saber filosófico. Esta primera distinción nos llevaría también a identificar tres tipos de actitudes: la actitud natural, la actitud científica y la actitud filosófica, respectivamente. Así la actitud natural o espontanea se encontraría en todos los seres humanos y nos ayudarían a resolver problemas cotidianos pero que por su propia naturaleza producirían una conocimiento vulgar (preferiría llamarlo cotidiano), el que no se encuentra debidamente fundamentado y que no cuenta con un método riguroso para obtenerlo. En cambio, la actitud científica es diferente porque busca explicar un aspecto específico de la realidad, ya no es un conocimiento obtenido para sobrevivir en el mundo como el saber vulgar, sino que es un conocimiento que se obtiene a través de ciertos parámetros o criterios, como el método científico, que nos permitan tener la certeza de que dicho conocimiento sea objetivo y verdadero o por lo menos probablemente verdadero. Finalmente, la actitud filosófica tiene como base a la admiración, pero no la admiración común y corriente sino un tipo especial de admiración que consistiría en “una manera de ver y pensar aprendida en la escuela de los filósofos” (Salazar, 2000, p.23); también se caracteriza por tener la pretensión de estudiar todas las formas de la experiencia humana (ciencia, religión, arte y cosmovisión) y de obtener un conocimiento sobre la realidad como totalidad, además de poseer una actitud teórica y otra práctica.

Sin embargo, de lo mencionado hasta ahora podría entenderse que la ciencia y la filosofía no estarían relacionadas entre sí, lo cual sería bastante inexacto, pues si bien en un primer momento la ciencia se separa de la filosofía es por la aparición de un nuevo enfoque que proporcionaba una visión diferente a la de su matriz original que le permitió contar con un dominio propio sobre el cual investigar, pero claro está, dicho nuevo enfoque significó la creación de un sistema lógico y un método que asegure la certeza de dicho conocimiento. Y es en este nivel donde la filosofía se relaciona con la ciencia, pues ella se encarga de realizar un análisis crítico y sistemático de ello. Por otro lado, al pretender elaborar un mapa completo de la realidad mucha de la información que utiliza la filosofía se apoya en los conocimientos obtenidos a través de la investigación científica. Por lo que no se puede negar que si bien existe una diferencia entre ambas, éstas se encuentren interrelacionadas.

Retomando el punto en que se mencionó que la filosofía pretende estudiar todas las formas de la experiencia humana, aquí cabe mencionar que en esta relación entre el pensador y el mundo como totalidad existen otros mediadores pero que ya no serían un tipo de conocimiento sino un tipo de experiencia, así la filosofía se diferencia y se relaciona con la cosmovisión, la religión y el arte. Con la cosmovisión comparten el hecho de que ambas proponen una concepción del mundo, con la diferencia que la primera no es un sistema de conocimientos en sentido estricto para Salazar, sino que es una percepción acrítica de la realidad que no alcanza el nivel lógico del pensar sino que se da a un nivel donde lo emocional, lo volitivo y lo racional se encuentran mezclados o fundidos pues pertenecen a la memoria de los pueblos, en cambio la filosofía occidental es un saber producto de la ruptura con los aspectos irracionales (lo emotivo y lo volitivo) es un pensar puramente lógico y racional por lo que su concepción del mundo se encuentra fundamentada, pero dejando abierta la posibilidad de someterla a crítica e incluso rectificarla. Por otra parte, la religión es una forma de acceder a la totalidad del mundo pero a través de la fe, también podemos decir que responde a esos aspectos emocionales y volitivos pero renunciando a lo racional, por lo que no busca un saber verdadero como el conocimiento científico sino una creencia, que le proporcione al hombre religioso una vivencia y despierte en él sentimientos piadosos. Finalmente, el arte también es una forma de acceder a la totalidad del mundo y representarlo pero no racionalmente sino a través de la imaginación, por lo que dicha representación se fundamenta en la intuición irreflexiva mientras que la filosofía se caracteriza por ser reflexiva y lógica. Otra diferencia entre ambas es que el lenguaje del arte se plasma en imágenes y tiene un sentido expresivo mientras que el saber filosófico se sostiene en conceptos y tiene un sentido descriptivo e inclusive especulativo. No obstante, de las diferencias entre la filosofía y las diferentes formas de la experiencia humana, no puede negarse tampoco la interrelación que mantiene ésta con cada una de ellas. Aunque, es preciso acotar que Salazar solo menciona a la religión y al arte como  las únicas experiencias interrelacionadas con la filosofía, considerándolas junto con la ciencia como formas distintas de hacerse cargo del ser, obviando completamente a la cosmovisión, y centrándose en mencionar que la filosofía es el puente natural entre la ciencia por un lado y la religión y el arte por el otro.

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Por otro lado, la actitud filosófica y el saber filosófico pueden subdividirse en dos áreas: un saber teórico y un saber práctico. Así tenemos que como saber teórico la filosofía puede entenderse como reflexión crítica y como concepción del mundo, y como saber práctico puede ser entendida como saber de la vida. Al entender que la filosofía es una reflexión crítica nos referimos que su campo de acción o el material sobre el que trabaja es lo dado por la ciencia (el conocimiento), la praxis moral (la acción), la creación artística (la invención) y la vida cotidiana (la existencia); es decir, que sobre lo producido por el ser humano, no a nivel material sino inmaterial, lo que hace la filosofía es dar una mirada diferente a todo ello para comprenderlo mejor y desde una nueva mirada pero sin ir más allá de ellas, pues como diría Salazar la reflexión crítica sería un saber segundo que puede entenderse como una radiografía o una foto en negativo, la que permite entender la realidad ya descubierta, más no descubrir nuevas realidades. Por otra parte, desde el aspecto teórico también puede entenderse a la filosofía como una concepción del mundo, en la medida que pretende obtener una comprensión de toda la realidad, cruzando los límites de lo dado o lo experimentado y especulando sobre las estructuras ontológicas que fundamentan a esta. Por último, en el saber práctico, se puede entender a la filosofía como un saber de la vida que consiste en hacer juicios valorativos sobre la vida, su sentido y sus metas, así como también prescribir sobre la conducta del ser humano.

Finalmente, esta división entre lo teórico y lo práctico permitiría agrupar las diferentes disciplinas filosóficas de tal manera que desde el punto de vista teórico como reflexión crítica se abordarían temas vinculados al conocimiento (teoría del conocimiento general, epistemología, lógica y semiótica), al hombre y la existencia, la historia y la cultura (antropología filosófica, filosofía de la historia y filosofía de la cultura), y la reflexión sobre la filosofía misma (filosofía de la filosofía e historia de la filosofía); en cambio como concepción del mundo se abordan temas relacionados a la naturaleza y el mundo (filosofía de la naturaleza o natural, cosmología, ontología y metafísica); y por último desde la perspectiva práctica se aborda temas vinculados a la acción humana (axiología o teoría general del valor, ética, estética y filosofía del arte, filosofía del derecho, filosofía política y social, filosofía de la educación y filosofía de la religión).

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Referencia:

Salazar, A. (2000). Iniciación filosófica. Lima, Perú: Editorial Mantaro.

Salazar, A. y Miró Quesada, F. (1987). Introducción a la filosofía y lógica. Lima, Perú: Librería Studium.

Salazar, A. y Miró Quesada, F. (1987). Introducción a la filosofía y lógica. Recuperado de https://misclasesescolares.files.wordpress.com/2015/05/salazar-bondy-intro-filosofc3ada-cap-1.pdf

1 Augusto Salazar Bondy es un filósofo peruano nacido en Lima en el año de 1925 que fallece en 1974 que fue influenciado por Nicolai Hartmann y se interesó por la filosofía de la ciencia. Se caracteriza por plantear que Latinoamérica carecía de una filosofía original o propia.

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La definición de la filosofía según Jacques Maritain

Antes del giro epistemológico, en occidente, la filosofía no estaba diferenciada de la teología por lo que la ruptura entre ambas fue un proceso que fue ocurriendo paulatinamente desde el siglo XVI. Hasta que en el siglo XVIII la ruptura fue más explícita y la filosofía, representada por los autores modernos no escolásticos, y la teología, que estaba representada por los autores modernos escolásticos, se separan en dos posiciones contrapuestas: la primera afirmaba el peligro que significaba la escolástica para el desarrollo de la filosofía, mientras que la segunda veía en la filosofía moderna la degeneración de está al desconocer la tradición escolástica, aislándose completamente. Posteriormente, a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, comienza a realizarse un esfuerzo por revalorar la escolástica apareciendo un movimiento que paso a denominarse el neoescolasticismo. Como parte de este proceso en el año 1879 con la encíclica Aeterni Patris el papa Pedro XIII afirmó que la filosofía tradicional, es decir la escolástica, estaba por encima de los desarrollos de la filosofía moderna (tildándolos de errores) y planteando la recuperación del tomismo. Este evento sumado a otros ocurridos anteriormente, marcan la aparición del neotomismo como una de las tendencias más importantes dentro del neoescolasticismo y también constituiría el contexto en el que aparece el filósofo Jacques Maritain.

Maritain nace en París en el año de 1882, muriendo en el año de 1973, sobre él podemos señalar que al principio fue discípulo de Henri Bergson y posteriormente, en el año de 1906, se convierte al cristianismo desde donde realizará severas críticas a su antiguo maestro. Durante los años de 1945 a 1948 fue embajador de Francia en el Vaticano, para después desempeñarse como profesor de filosofía en la Universidad de Princeton en Estados Unidos. Con el tiempo, él llegó a ser uno de los representantes más conocidos del Neotomismo.

Al respecto, el planteamiento de Maritain consistía en una metafísica cristiana de inspiración tomista-aristotélica[1], que otorgaba mayor preponderancia a la ontología respecto a la gnoseología[2]. Dicha propuesta implicaba atribuirle a la realidad una estructura general a priori, es decir una ley natural preexistente al proceso de conocimiento cuyo autor es dios (el dios cristiano, obviamente) y la cual es conocida por el ser humano a través del uso de la razón o la luz natural de la inteligencia humana. Como veremos a continuación su planteamiento filosófico quedará plasmado en su forma de entender a la filosofía.

Así, en su libro “Introducción a la filosofía” del año 1920, él define a la filosofía como la ciencia que nos enseña a conocer la realidad por sus causas primeras, utilizando para ello la luz natural de la inteligencia humana, es decir la razón, y cuyo objeto son la totalidad de las cosas por lo que se trata de una ciencia universal, en oposición a las ciencias particulares. Ahora bien, dicha definición supone que la filosofía parte de una relación gnoseológica entre el sujeto y el mundo o la realidad de la cual extraerá las causas primeras que la constituyen y que preexisten a dicha relación. Es preciso señalar que de esta relación gnoseológica entre el sujeto y la realidad se desprenden tres tipos de ciencias: la filosofía o ciencia de lo universal, las ciencias del hombre o ciencias particulares y el sentido común o ciencia vulgar.

Para Maritain el sentido común o ciencia vulgar está constituido por nuestras opiniones, creencias y prejuicios, que se caracteriza por ser un conocimiento imperfecto de la realidad. No obstante, su importancia radica en que este conocimiento se fundamenta en las certezas verdaderas o tres categorías de conocimiento verdadero que son:

  • los datos de la experiencia sensible o verdades de hecho (como las dimensiones de las cosas: largo, alto y ancho),
  • los primeros principios de la inteligencia evidenciados en sí mismos (como el todo es mayor que la parte), y
  • las consecuencias inmediatas deducidas de estos principios (conclusiones inmediatas).

En cuanto a estas certezas primordiales, debemos señalar que aparecen de forma a priori y espontánea en nuestro espíritu y son una manifestación de la ley natural, que constituye el principio que fundamenta al sentido común. Por el contrario, la evidencia de estas certezas constituirían los principios en que se fundamenta la filosofía, por lo que la filosofía no puede desprenderse del sentido común ya que ésta le proporciona una certeza natural y verdadera.

De otro lado, pese a que las tres ciencias obtienen sus conocimientos a través de la luz natural de la inteligencia o del uso de la razón, la ciencia vulgar y las ciencias del hombre constituyen un conocimiento imperfecto en comparación con la filosofía, siendo el sentido común un estado pre-científico del conocimiento, mientras que la filosofía sería el conocimiento perfecto es decir un estado científico del conocimiento superior al de las ciencias del hombre.

Así, si las proposiciones de la filosofía, entendiéndola como las consecuencias que  se obtienen después de la utilización de la razón, llegan a contradecir alguna verdad del sentido común que mantenga una certeza natural, este sentido común puede cuestionarlo fundamentándose en la evidencia sensible. No obstante, esto no es suficiente para refutar a la filosofía porque ésta define su propia manera de evaluar argumentativamente sus proposiciones.

En cuanto a la relación de la filosofía con las ciencias del hombre, los principios de estas son subalternos a los principios de la filosofía y esto se debe a que el objeto formal de estudio es diferente entre ambos, mientras que la filosofía se concentra en causas primeras de donde puede acceder al orden natural de todas las cosas (la ley natural), las ciencias particulares se enfocan en las causas segundas (las consecuencias inmediatas deducidas de los primeros principios), las cuales se derivan de las primeras. Por otra parte, la filosofía se encarga de juzgar si los resultados de las ciencias, es decir las proposiciones científicas, son compatibles con las verdades de la filosofía obligando a modificarlas si se demuestra su falsedad. En cambio, si son las proposiciones de las ciencias las que cuestionan a la filosofía, es ésta la que debe evaluar en función a sus principios (evidencia de las certezas primordiales o de la ley natural) si existe alguna incompatibilidad entre estos y sus proposiciones.

Por otra parte, la filosofía también se encarga de sistematizar las ciencias en cada uno de sus ámbitos evitando que interfieran entre ellas y se preocupa por defender los principios de la ciencia en la medida que se encuentren alineados con sus principios (primeros principios de la inteligencia evidenciados en sí mismos). Agrega también que las proposiciones científicas le sirven a la filosofía, no para generar sus proposiciones sino para utilizarlas como ejemplos concretos de las proposiciones filosóficas. Asimismo, dentro de la filosofía la disciplina superior sería la metafísica y dentro de esta la más elevada sería la teología natural, que se encargaría de estudiar a dios como causa de las criaturas y autor del orden natural.

Sin embargo, existe una cuarta ciencia: la ciencia de dios, que es superior a la filosofía y se denomina teología sobrenatural o teología en sí misma, cuyos principios son las verdades formalmente reveladas por dios o dogmas de fe, aspirando a tener un conocimiento de dios en sí mismo empleando para ello la luz de la razón esclarecida por la fe y considerando como su criterio de verdad a la autoridad de dios. Ahora si bien la filosofía se desarrolla de forma independiente de la teología sobrenatural, para Maritain, ésta puede juzgar a la filosofía a través de una dirección negativa, vale decir que puede considerar falsa toda proposición filosófica que contravenga una verdad teológica. También señala que la filosofía debe subordinarse a la teología y servirle de tres maneras:

  • Estableciendo verdades referidas a los fundamentos de la fe, en otras palabras realizar apologética.
  • Ilustrar el dogma de la trinidad.
  • Refutar argumentativamente a todo aquel que cuestione la fe.

Así, tenemos que la teología soporta sus proposiciones teológicas en función a las proposiciones filosóficas, por eso el teólogo busca una filosofía conforme al sentido común, es decir  una filosofía que se fundamente en la evidencia de la ley natural o del orden natural, quedando totalmente  subordinada a la teología como un instrumento que permite fundamentar la fe cristiana.

De esta manera, Maritain estructura todo el sistema del conocimiento a partir de la ley natural o el orden natural cuyo autor es el dios cristiano, ley que se encuentra en la realidad como algo preexistente al conocimiento, haciendo que la gnoseología dependa de la ontología cristiana y subordinando las ciencias y la filosofía a la teología, a la verdad revelada. No obstante, debo señalar que dicho pensamiento lleva a colocar a la religión católica por encima de otras religiones y reducir a la ciencia y a la filosofía a meros subordinados encargados de fundamentar a la fe católica.

Definicion filosofia jacques maritain

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[1] Se dice tomista-aristotélico en el sentido que Tomás de Aquino se basa en la metafísica de Aristóteles para plantear su teología, de la misma manera que Agustín de Hipona se basó en la filosofía de Platón.

[2] Recordemos que en líneas generales la filosofía ha tenido tres etapas importantes: el periodo ontológico, que abarca desde la filosofía antigua hasta la filosofía medieval y donde la filosofía estudiaba la estructura general de la realidad; el periodo epistemológico, que abarca desde los siglos XVI al XIX y donde la filosofía se centró en el estudio de la estructura general del conocimiento; y finalmente el periodo que corresponde a la filosofía del siglo XX  donde se produce el giro linguistico.

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Referencias:

Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.

Garcia, O. (2006). Deflacionismo y filosofía. Escritura y pensamiento 9(18), 33-52. Recuperado de http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/letras/article/view/7852/6837

Maritain, J. (1920). Introducción a la filosofía [PDF file]. Recuperado de http://www.jacquesmaritain.com/pdf/02_INTRO/02_IN_QuesFil.pdf

Rosental, M. y Iudin, P. (1978). Diccionario filosófico. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Universo.

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La definición de la filosofía según Mauricio Beuchot

Mauricio Beuchot es un sacerdote dominico, historiador y filósofo mexicano nacido en Coahuila en el año de 1950. Él tiene una propuesta en el campo de la hermenéutica denominada hermenéutica analógica, que consiste en pasar de los signos lingüísticos a los símbolos o íconos para interpretarlos y así llegar un punto intermedio entre los discursos unívocos que pretenden tener el conocimiento absoluto de las cosas y los discursos equívocos que llevan a la relativización del conocimiento. Pero esta propuesta integradora aparece como una respuesta a una serie de dicotomías que encuentra Beuchot en las diferentes ramas de la filosofía. Esta forma de abordar la filosofía la vemos a los largo de su libro “Manual de Filosofía”, donde señala que para definir a la filosofía es necesario analizar cada una de las disciplinas filosóficas y que eso es hacer filosofía de la filosofía.

Al respecto, él comienza por definir a la filosofía como “la búsqueda de las últimas y más íntimas razones de todas las cosas” y para ello esta se constituye como un saber racional (separado de toda doctrina religiosa), y  también como un saber totalizador (omniabarcador). Además, señala que la filosofía posee dos vertientes: una teórica y otra práctica, sin establecer una preponderancia de una sobre la otra, sino que ambas son necesarias para que la filosofía cumpla con desempeñar una función sistematizadora, donde construye la cosmovisión o visión del mundo, se encarga de señalar los fundamentos de las ciencias exactas y naturales, y aporta los fundamentos de las ciencias humanas; y la función crítica, donde por un lado cuestiona a las ciencias desde sus fundamentos y por otro lado cuestiona a las instituciones, las costumbres y la cultura, siendo por esta última función que se le considera la conciencia crítica de la sociedad.

Adicionalmente, Beuchot señala que la filosofía no es solo crítica de lo actual sino que también busca encontrar aquellas causas más profundas que le permitan llegar a lo más inmanente y trascendente, y por ello considera que la filosofía tiene un carácter interpretativo y analógico, puesto que el pasar de los efectos a las causas conlleva dos procesos: el primero la interpretación de símbolos utilizando la hermenéutica de la facticidad y luego el de hacer el esfuerzo de llegar a la ontología o metafísica utilizando para ello a la analogía. De esta manera, la hermenéutica analógica de Beuchot le otorga a la filosofía el carácter integrador que posee la analogía al hacer coincidir los opuestos (univocidad y equivocidad que se manifiestan de diferentes maneras) en una síntesis de metonimia y de metáfora.

Definición filosofía Mauricio Beuchot

Referencia:

Beuchot,M. (2011). Manual de filosofía. México D.F., México: Ediciones Paulinas, S.A. de C.V.

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Luc Ferry y la filosofía como doctrina de salvación

Luc Ferry, es un filósofo francés, nacido el 01 de enero de 1951 en la ciudad de Colombes. Actualmente es profesor de filosofía y llegó a ser ministro de Educación entre 2002 y 2004. Publicó en el año 2006 un libro de introducción a la filosofía denominado “Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes”, donde intenta explorar los cinco momentos más importantes de la historia de la filosofía, empleando para ello una estructura creada sobre la respuesta a una pregunta ¿Qué es la filosofía?

Así, para responder la pregunta, el autor comienza por hacer a un lado definiciones que reducen a la filosofía a una mera reflexión crítica o a una teoría de la argumentación[1].  En cambio, él propone partir del ser humano para encontrar la definición de la filosofía y es que el ser humano es el único animal mortal que es consciente de ello, que sabe que en algún momento morirá él y sus seres queridos. Por lo que la idea de la muerte le produce una angustia tal que lo lleva a buscar la salvación.

Es en este punto, que nos mencionan el paralelismo entre la religión y la filosofía, y partir de ello el autor la definirá como una doctrina de salvación ante la angustia que produce la muerte. Conviene subrayar que la muerte a la que se refiere el autor no es una muerte biológica sino a las diferentes manifestaciones de la muerte, entendiendo a esta como el “ámbito del nunca más”, de todo aquello que nos impide vivir bien y nos mantiene angustiados por un pasado que no volverá o un futuro que no sabemos si ocurrirá. Ante esto, la religión invita a que las personas tengan una actitud de confianza y humildad[2], con la finalidad de superar el temor a la muerte.

No obstante, el autor señala que desde la perspectiva de un teólogo dogmático la filosofía no subordinada a la fe sería una actividad diabólica[3] que separa al creyente de dios. Agregaría, que por otro lado la palabra religión[4] etimológicamente significaría lo opuesto, pues hace referencia a la subordinación y vinculación a dios. Con esto se podría evidenciar las diferencias entre la filosofía y la religión. Así, mientras a religión es una doctrina de salvación a través de otro, dios, y donde la persona debe tener fe en la divinidad subordinando incluso su pensamiento a ella; la filosofía es una doctrina de salvación pero obtenida por uno mismo, valiéndose únicamente de la razón y sin ningún tipo de subordinación.

Finalmente, Ferry presenta la estructura tridimensional que identifica en la filosofía, como un proceso que comienza por reflexionar sobre lo que es, actividad que denomina Teoría y que la divide en el estudio de la naturaleza del mundo (que se apoya en la ciencias naturales e históricas) y los instrumentos disponibles para su estudio; luego se reflexiona sobre el modo en que debemos vivir con los demás, a esta actividad la denomina Ética; por último, nos presenta a la reflexión sobre el sentido de las cosas, la cual la identifica con la Sabiduría.

De esta manera, Luc Ferry presenta a la filosofía como una doctrina de salvación sin dios, y con una estructura tridimensional conformada por una teoría, ética y sabiduría. Aunque ésta última, según el autor sea alcanzable, debemos señalar que dentro de la filosofía griega y sobre todo en Sócrates tal afirmación no es posible, pues solo el dios es sabio y el humano cuanto menos solo puede llegar a ser un amante de la sabiduría, es decir, un filósofo.

Definicion filosofia segun Luc Ferry

Referencias:

  • Ferry,L. (2007). Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes. (S.Chaparro, Trans.). Bogotá, Colombia: Distibuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. (Trabajo original publicado en 2006)
  • Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.

 

[1] Luc Ferry considera que la reflexión y la argumentación no son más que simples herramientas que son empleadas para alcanzar cualquier tipo de fines menos los de la filosofía.

[2] Confianza en un mejor futuro o la vida después de la muerte, y humildad ante la palabra de dios.

[3] Ferry indica que la palabra “diablo” o “diábolos”, del cual se deriva el término diabólico, significa “el que separa”, es decir que se trata del que separa al creyente de la deidad, pero no a nivel moral sino espiritual.

[4] Según el diccionario filosófico Ferrater Mora, uno de los significados etimológicos de la palabra “religión” es derivarla de la voz latina “religare” que significa religar, vincular o atar y hace referencia a la subordinación y vinculación que debe haber con la divinidad, de allí que la religión exija humildad a sus creyentes.

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Teoría del conocimiento de Hessen – Introducción 1

-La esencia de la filosofía-

¿Qué es la teoría del conocimiento? ¿Cómo definir su posición dentro de la filosofía? Esas son las preguntas con las que inicia su libro Johannes Hessen. Al responder la primera pregunta encuentra un primer escollo: si la teoría del conocimiento es una disciplina filosófica, entonces ¿Qué es la filosofía? ¿Cuál es su esencia? Precisamente, en esta primera parte, el autor abordara esta problemática y planteará una definición de la esencia de la filosofía que le permitirá ubicar a la teoría del conocimiento dentro del cuerpo de disciplinas que la conforman.

En primer lugar, evaluará si se puede llegar a una definición esencial de la filosofía a partir de la definición etimológica, las diferentes definiciones de los filósofos a través del tiempo o abordando el contenido histórico de la filosofía. Así, comenzará por descartar la primera[i] por considerar que su generalidad no permite encontrar a una definición esencial. Luego, en cuanto a las diferentes definiciones de los filósofos observará que no hay una unidad que le permita llegar a una respuesta única que englobe a todas en una definición esencial, por lo que también descartará este camino. Por último, encuentra un problema en ubicar el contenido histórico de la filosofía, puesto que este método (perteneciente a Wilhelm Dilthey) presupone una definición de filosofía incurriendo en un razonamiento circular. Ante esto, Hessen propone dos métodos para buscar la definición esencial de la filosofía y esos son: el método inductivo y deductivo.

Respecto al método inductivo, hará una modificación al método de Dilthey que consistirá en obviar la definición preconcebida de filosofía y centrarse en identificar los contenidos objetivos comunes en los diferentes sistemas filosóficos. Así encontrará que dichos contenidos comunes son dos: la orientación a la universalidad y el carácter racional de dicha orientación. Asimismo, al enfocar estos rasgos esenciales de la filosofía en su evolución histórica encontrará que la filosofía al igual que un péndulo va de un enfoque dirigido al estudio del microcosmos o filosofía como concepción del yo, hacia un enfoque en el macrocosmos o filosofía como concepción del universo y viceversa. De esta manera, Hessen desde esta perspectiva define a la filosofía como un “(…) intento del espíritu humano para llegar a una concepción del universo mediante la autorreflexión sobre sus funciones valorativas y prácticas.”

objetos filosofia hessen

En cuanto al método deductivo, Hessen, abordará el problema desde la ubicación de la filosofía dentro de las funciones superiores del espíritu humano o funciones culturales, es decir que la contrastará con la moral, la ciencia, la religión y las artes. Frente a la moral, la filosofía es un campo aparte pues la moral se encuentra en el aspecto práctico del ser humano, mientras que la filosofía se encuentra totalmente en el aspecto teórico. Ante la ciencia, ambas se encuentran en el aspecto teórico del ser humano pero la diferencia es que la ciencia solo estudia un fragmento de la realidad mientras que la filosofía tiene por objeto a toda la realidad. Por último, Hessen contrasta la filosofía con la religión y el arte, encontrando que las tres coinciden en su objeto, es decir que las tres buscan una concepción del universo como totalidad pero con la siguiente diferencia: mientras que la filosofía busca una demostración racional de dicha concepción, la religión la fundamenta en la experiencia vivencial o la experiencia religiosa; respecto al arte, éste también llega a una concepción del universo pero no de manera directa sino a través de la observación de un parte específica de ésta y por la vía de la intuición. Así, la filosofía es como el dios bifronte Jano, con la particularidad de que una cara mira hacia la ciencia y la otra cara mira hacia la religión y el arte.

Definición filosofia Hessen

[i] La definición etimológica es la comúnmente conocida: “amor a la sabiduría”

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

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La definición de la filosofía según Mario Bunge

¿Qué es la filosofía? Es una pregunta difícil de responder y su característica principal es no poseer una respuesta única sino que hay tantas respuestas como filósofos, haciendo que definirla sea una tarea titánica cuando no imposible. Es así que en esta ocasión tomamos una definición proporcionada por el epistemólogo argentino Mario Bunge al respecto.

En su diccionario filosófico, él considera tres acepciones a la palabra filosofía que las he clasificado como una definición en sentido amplio y otra en sentido específico. En cuanto la primera, nos dice que la filosofía es una disciplina que estudia los conceptos y las hipótesis más generales, definición que no resulta muy específica. Asimismo, la divide en dos ramas: la filosofía básica y la aplicada, denominando a esta última como tecnología de la filosofía y subordinándola a la primera.

Por otra parte, respecto al sentido específico del término, se encuentra la filosofía exacta, que está vinculada con la lógica y las matemáticas; y la filosofía científica, que se encuentra vinculada con la ciencia y la tecnología, y se fundamente en la lógica.

No obstante, en otro texto, Mario Bunge se muestra muy crítico frente a los argumentos filosóficos  por considerarlos dogmáticos ya que estos se encuentran supeditados a lo señalado por una autoridad o al conjunto de proposiciones de algún ismo. Es así que en otro parte de dicho texto, el autor señala la preponderancia que debería tener la filosofía de la ciencia sobre la filosofía tradicional, al considerar que la primera no aborda pseudo-problemas ni apela a conocimientos anacrónicos como si lo hace la segunda.

Definición filosofía Mario Bunge
Mario Bunge y la definición de la Filosofía

Referencia:

Bunge, M. (2007). Diccionario de Filosofía. México D.F., México: Siglo veintiuno editores, S.A. de C.V.

Bunge, M. (1959). La ciencia su método y su filosofía. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Siglo Veinte.

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