Archivo de la etiqueta: Filosofía

El día de la filosofía

En el Perú, la filosofía no forma parte del currículo escolar desde principios de la década del 2000, su retiro no presentó mayor resistencia. Una de las razones que se esgrimen para justificar tal decisión fue que los colegios asignaban docentes que no estaban familiarizados con la filosofía y por ende los estudiantes recibían una versión desfigurada de esta.

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Consejos sobre la escritura del ensayo filosófico

«Antes de desestimar a alguien como defensor de una posición tonta o incoherente, pregúntate: ¿Realmente, entiendes lo que esta persona está diciendo? Si piensas que entiendes la posición, pero aún piensas que parece indignante, se caritativo e intenta ver si puedes encontrar buenas razones por las que una persona inteligente pueda tener esa posición.»

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Pautas de escritura del ensayo filosófico

«Antes de desestimar a alguien como defensor de una posición tonta o incoherente, pregúntate: ¿Realmente, entiendes lo que esta persona está diciendo? Si piensas que entiendes la posición, pero aún piensas que parece indignante, se caritativo e intenta ver si puedes encontrar buenas razones por las que una persona inteligente pueda tener esa posición.»

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Dos conceptos aristotélicos: Homonimia y Sinonimia

«Sinnott, al hablar sobre ellas, nos advierte que dichas nociones semánticas aristotélicas difieren del sentido actual que pueda tenerse de ambos términos, pues actualmente dichos conceptos sólo hacen referencia a las palabras, desligándose por completo del sentido aristotélico donde la referencia se encontraba en la relación entre los campos lingüísticos y ontológicos.»

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Ética en el mundo real: Una entrevista al filósofo Peter Singer

Peter Singer, el famoso filósofo y autor de libros tan influyentes como Liberación Animal, Repensando la vida y la muerte y La vida que puedes salvar, se ha tomado un tiempo para responder nuestras preguntas sobre su nueva colección de ensayos, “Ética en el mundo real: 82 breves ensayos sobre cosas que son importantes”. Aplicando la filosofía moral a recientes eventos, los ensayos de Singer abordan temas tan complejos como si los chimpancés son personas, si fumar debería ser prohibido legalmente y si el sexo consensuado entre dos hermanos adultos debería estar legalizado. Sigamos leyendo a través del pensamiento personal de Singer acerca del altruismo, la influencia de su trabajo y su naturaleza controversial.

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Teoría del conocimiento de Hessen – Teoría general del conocimiento 1

-Investigación fenomenológica preliminar-

Johannes Hessen piensa que la teoría del conocimiento como disciplina filosófica se debe encargar de explicar e interpretar filosóficamente su objeto de estudio: el conocimiento humano. Por ello él señala que se debe comenzar por analizar en que consiste dicho objeto. Sin embargo, el autor no comienza por definir qué es el conocimiento sino que presupone que el verdadero objeto de estudio es el fenómeno del conocimiento, diferenciándose de la psicología que se encarga de estudiar los procesos psíquicos que generan el conocimiento.

Al respecto, puede entenderse que esta forma de abordar el objeto de estudio de dicha disciplina filosófica es producida debido que a finales del siglo XIX hubo una tendencia psicologista que buscaba abordar los problemas de la teoría del conocimiento desde la perspectiva de los procesos psíquicos, además  de la aparición de la psicología como ciencia con Wilhelm Wundt. Pero volviendo al método fenomenológico, Hessen comenzará su estudio por la examinación de los rasgos fundamentales del fenómeno del conocimiento y que desde su perspectiva son tres: la esencia del conocimiento, el concepto de la verdad y el criterio de la verdad.

Sobre el primero, el autor entiende que dicha esencia consiste en la correlación entre el sujeto y el objeto del conocimiento, es decir que no puede existir dicha correlación si alguno de ellos no existiese e inclusive que la condición de sujeto de conocimiento y objeto de conocimiento no puede darse si faltase alguno de ellos. Adicionalmente, se señala que los elementos de esta correlación son tres: el sujeto cognoscente, la imagen y el objeto de conocimiento. Estos elementos explican el proceso del conocimiento a partir de la función de dos de sus elementos: el sujeto y el objeto. Así, dentro de la explicación fenomenológica del autor, el sujeto cognoscente sale de su esfera psicológica para ingresar a la esfera ontológica del objeto del conocimiento  y captura sus propiedades para retornar a ésta y producir una imagen del objeto que contenga sus propiedades, mientras éste permanece trascendente al sujeto cognoscente. En cuanto al objeto de conocimiento se señala que este determina la imagen que se produce en el sujeto y que puede ser de naturaleza real o ideal, es decir que puede producirse por la experiencia externa e interna del sujeto o inferido de la experiencia, o que puede ser resultado del pensamiento, respectivamente, manteniéndose en ambos casos trascendente a dicha imagen.

En cuanto al concepto de verdad, Hessen señala que éste consiste en la correspondencia entre las propiedades del objeto y de la imagen, aclarando que solo en el ámbito de la imagen del objeto es que puede afirmarse que algo sea verdadero o falso, en cambio en la esfera ontológica del objeto no puede hablarse de verdad o falsedad debido que el objeto es trascendente a la esfera lógica de su imagen.

El último rasgo es el criterio de verdad, que consistiría en explicar cómo obtenemos la certeza de que un conocimiento es verdadero, sobre ello se señala que la fenomenología no puede abordar dicho problema, pero puede deducirse su posible existencia.

Así, planteado los rasgos principales del fenómeno del conocimiento humano procede a explicar que cada uno de los elementos de dicho fenómeno: sujeto, imagen y objeto, constituyen el objeto de estudio de la psicología, la lógica y la ontología, respectivamente. Agrega que pretender abordar cada uno de los rasgos explicados, desde la perspectiva de cada una de estas disciplinas sería caer en los vicios del psicologismo, logicismo y ontologismo, toda vez que se estaría analizando temas que se encuentran fuera de su objeto de estudio.

De esta manera, el autor señala que si bien la fenomenología describe el fenómeno del conocimiento, esto no es suficiente puesto que de lo que se trata es de explicar e interpretar desde los rasgos fundamentales de dicho fenómeno, y eso es tarea de la teoría del conocimiento.

Finalmente, se señala que los problemas que debe abordar esta disciplina filosófica son: la posibilidad del conocimiento, el origen del conocimiento, la esencia del conocimiento, las especies del conocimiento, las formas o especies de conocimiento y el criterio de la verdad.

Investigacion fenomenologica del conocimientoInvestigacion fenomenologica del conocimiento

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Garcia, O. (2006). Deflacionismo y filosofía. Escritura y pensamiento 9(18), 33-52. Recuperado de http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/letras/article/view/7852/6837

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Teoria del conocimiento de Hessen – Introducción 3

-La historia de la teoría del conocimiento-

Sabemos que para Hessen la teoría del conocimiento es la teoría material de la ciencia, que corresponde a la reflexión del espíritu humano respecto a su conducta valorativa teórica y que pone su atención a la concordancia entre el pensamiento y el objeto. En esta tercera parte del capítulo introductorio de su obra se aborda la historia de esta disciplina filosófica.

Al respecto, Hessen nos plasma nueve momentos importantes que resumirían la génesis y desarrollo de esta disciplina, claro está que el autor solo está considerando la historia de esta disciplina hasta la fecha de publicación de su obra que corresponde al año 1925:

  1. Así comienza por señalar un momento inicial en que dicha disciplina aparece como un apartado de los textos metafísicos y psicológicos, un ejemplo de esto lo podemos encontrar en el primer libro de la metafísica de Aristóteles donde se comienza por establecer la forma en la que se adquiere el conocimiento.
  2. El segundo momento, ocurre con la filosofía moderna, debido que recién comienza a estructurarse la teoría del conocimiento en esa época, el primero en plantearla es el filósofo británico John Locke.
  3. El tercer momento corresponde a la refutación que hace el filósofo alemán Gottfried Leibniz a la epistemología de Locke.
  4. Como consecuencia de las críticas a Locke, aparece un cuarto momento que consiste en el planteamiento de nuevas teorías como las de George Berkeley (Idealismo subjetivo o psicológico) y David Hume (Empirismo) en Inglaterra.
  5. El quinto momento le corresponde a la aparición de la teoría del conocimiento como disciplina autónoma, hecho que ocurre gracias al trabajo del filósofo alemán Immanuel Kant, quién con su método trascendental busca cuáles son los fundamentos del conocimiento.
  6. El sexto momento corresponde al discípulo de Kant al también filósofo alemán Gottlieb Fichte, con quien la teoría del conocimiento aparecerá por primera vez con la denominación de teoría de la ciencia, además de marcar el inicio de la confusión entre dicha disciplina filosófica y la metafísica.
  7. El séptimo momento, será el desborde de esta confusión que se manifestará en la filosofía de Friedrich Schelling, Georg Hegel, Arthur Schopenhauer y Eduard Von Hartmann.
  8. El octavo momento, le corresponde a los neokantianos quienes se encargarán de separar la teoría del conocimiento de la metafísica hasta el punto de llegar a reducir a la filosofía únicamente a esta disciplina.
  9. Finalmente, el noveno momento de la teoría del conocimiento corresponde al año de publicación la obra y que se caracteriza por la diversidad de propuestas epistemológicas opuestas.

Historia de la teoria del conocimiento Johannes Hessen

Conviene subrayar que considerando que la obra de Hessen se publicó en el año 1925, es evidente que se trata de una historia de la teoría del conocimiento inconclusa para nuestra época. Por otro lado, si consideramos la cronología de otras líneas de pensamiento que corresponden al periodo en que se publicó la obra, se podría observar que la historia presentada es una versión personal del filósofo rumano puesto que no se ha considerado las consecuencias en la teoría del conocimiento del giro lingüístico de la historia de la filosofía, ni los aportes de otros filósofos como Rene Descartes en la edad moderna. Pero dado que si abarcamos todo ese periodo faltante y resolvemos el problema de las omisiones el post saldría demasiado extenso, entonces dicha historia la desarrollaré en una próxima publicación.

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Luc Ferry y la filosofía como doctrina de salvación

Luc Ferry, es un filósofo francés, nacido el 01 de enero de 1951 en la ciudad de Colombes. Actualmente es profesor de filosofía y llegó a ser ministro de Educación entre 2002 y 2004. Publicó en el año 2006 un libro de introducción a la filosofía denominado “Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes”, donde intenta explorar los cinco momentos más importantes de la historia de la filosofía, empleando para ello una estructura creada sobre la respuesta a una pregunta ¿Qué es la filosofía?

Así, para responder la pregunta, el autor comienza por hacer a un lado definiciones que reducen a la filosofía a una mera reflexión crítica o a una teoría de la argumentación[1].  En cambio, él propone partir del ser humano para encontrar la definición de la filosofía y es que el ser humano es el único animal mortal que es consciente de ello, que sabe que en algún momento morirá él y sus seres queridos. Por lo que la idea de la muerte le produce una angustia tal que lo lleva a buscar la salvación.

Es en este punto, que nos mencionan el paralelismo entre la religión y la filosofía, y partir de ello el autor la definirá como una doctrina de salvación ante la angustia que produce la muerte. Conviene subrayar que la muerte a la que se refiere el autor no es una muerte biológica sino a las diferentes manifestaciones de la muerte, entendiendo a esta como el “ámbito del nunca más”, de todo aquello que nos impide vivir bien y nos mantiene angustiados por un pasado que no volverá o un futuro que no sabemos si ocurrirá. Ante esto, la religión invita a que las personas tengan una actitud de confianza y humildad[2], con la finalidad de superar el temor a la muerte.

No obstante, el autor señala que desde la perspectiva de un teólogo dogmático la filosofía no subordinada a la fe sería una actividad diabólica[3] que separa al creyente de dios. Agregaría, que por otro lado la palabra religión[4] etimológicamente significaría lo opuesto, pues hace referencia a la subordinación y vinculación a dios. Con esto se podría evidenciar las diferencias entre la filosofía y la religión. Así, mientras a religión es una doctrina de salvación a través de otro, dios, y donde la persona debe tener fe en la divinidad subordinando incluso su pensamiento a ella; la filosofía es una doctrina de salvación pero obtenida por uno mismo, valiéndose únicamente de la razón y sin ningún tipo de subordinación.

Finalmente, Ferry presenta la estructura tridimensional que identifica en la filosofía, como un proceso que comienza por reflexionar sobre lo que es, actividad que denomina Teoría y que la divide en el estudio de la naturaleza del mundo (que se apoya en la ciencias naturales e históricas) y los instrumentos disponibles para su estudio; luego se reflexiona sobre el modo en que debemos vivir con los demás, a esta actividad la denomina Ética; por último, nos presenta a la reflexión sobre el sentido de las cosas, la cual la identifica con la Sabiduría.

De esta manera, Luc Ferry presenta a la filosofía como una doctrina de salvación sin dios, y con una estructura tridimensional conformada por una teoría, ética y sabiduría. Aunque ésta última, según el autor sea alcanzable, debemos señalar que dentro de la filosofía griega y sobre todo en Sócrates tal afirmación no es posible, pues solo el dios es sabio y el humano cuanto menos solo puede llegar a ser un amante de la sabiduría, es decir, un filósofo.

Definicion filosofia segun Luc Ferry

Referencias:

  • Ferry,L. (2007). Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes. (S.Chaparro, Trans.). Bogotá, Colombia: Distibuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. (Trabajo original publicado en 2006)
  • Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.

 

[1] Luc Ferry considera que la reflexión y la argumentación no son más que simples herramientas que son empleadas para alcanzar cualquier tipo de fines menos los de la filosofía.

[2] Confianza en un mejor futuro o la vida después de la muerte, y humildad ante la palabra de dios.

[3] Ferry indica que la palabra “diablo” o “diábolos”, del cual se deriva el término diabólico, significa “el que separa”, es decir que se trata del que separa al creyente de la deidad, pero no a nivel moral sino espiritual.

[4] Según el diccionario filosófico Ferrater Mora, uno de los significados etimológicos de la palabra “religión” es derivarla de la voz latina “religare” que significa religar, vincular o atar y hace referencia a la subordinación y vinculación que debe haber con la divinidad, de allí que la religión exija humildad a sus creyentes.

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Una indagación sobre la lógica y la realidad (Parte 3)

La teoría de las descripciones de Russell.

La ontología platónica y aristotélica comparten el mismo error: asignar significado a objetos no existentes, error que se arrastró en la lógica a través de la teoría de la significación de Aristóteles, y que llevaría a filósofos como Meinong a plantear la teoría de los objetos inexistentes, que sostenía la existencia de entes como “el círculo cuadrado”. Sin embargo, Frege en su artículo: “Sentido y Referencia”, identificaría en la teoría de Aristóteles que los nombres presentan dos funciones: significar y nombrar, relacionando el sentido con la función de significación y la referencia con la función de nombrar, aunque este descubrimiento no lleva a refutar los planteamientos de Meinong permitió que Russell creara su teoría de la descripciones definidas. Así, en el año 1905 Russell publica su artículo “Sobre la denotación” en el que plantea su teoría, considerando como base la diferencia encontrada por Frege y buscará dar respuesta al problema de los objetos no existentes de Meinong. Para ello, Russell considerara una posición referencialista, es decir que identificará la referencia con la denotación y rechazará la concepción dualista de Frege, que consiste en que una frase denotativa posea necesariamente la función de significar y nombrar, simultánea e indesligablemente.

La teoría de Russell comienza por identificar dos tipos de conocimiento: el conocimiento-directo y el conocimiento-acerca-de. El primero se obtiene de la interacción con el mundo o lo dado, es decir a través de la percepción de objetos concretos y permite nombrarlos de manera singular. En cuanto al segundo, este conocimiento está enfocado a objetos ideales, por lo que se obtiene a través de frases denotativas o descripciones. Es así que por ejemplo podemos hablar de conocer las mentes de otras personas, no porque la percibamos de manera directa sino porque las conocemos a través del denotar.

Precisamente, este segundo tipo de conocimiento es estudiado por Russell a través de su teoría, para ello hace una distinción entre significado y denotación, de tal manera que expresiones como “el centro de masa del sistema solar al comienzo del siglo XX” presenta un significado complejo que puede ser descompuesto en componentes tales como: el sistema solar, siglo XX, etc.; mientras que su denotación no presenta componentes. Otro ejemplo son las expresiones de identidad o juicios analíticos como “Scott es el autor de Waverley”, donde hay dos significados y una sola referencia. Finalmente, aborda el tema de los objetos no existentes en expresiones como: “el rey de Francia es calvo” donde el enunciado presenta significación pero carece de denotación o referencia, puesto que en Francia no hay reyes y por tanto el enunciado es falso.

Ahora bien, la teoría de Russell presenta una propuesta doble: distinguir la forma gramatical de la forma lógica en las expresiones analizadas e identificar expresiones o símbolos incompletos[1] que singularicen a un individuo sin la necesidad de referirse directamente a él. Su aplicación implica asumir que todo lo existente debe tener un correlato en el lenguaje a través de signos singulares o términos singulares genuinos y descripciones definidas. Al respecto, Garrett (2014) explica que los términos singulares genuinos serían un subconjunto dentro de los términos denotativos, y que se caracterizan por cumplir la función de nombres propios desde un punto de vista lógico, por lo que su correcto uso garantiza que tengan un referente en la realidad. Respecto a los demás términos que cumplen con la función de sujeto, tales como los nombres propios ordinarios y las descripciones definidas, estos son considerados como impostores, es decir que no necesariamente tienen un referente en la realidad. En cuando a las descripciones definidas éstas se caracterizan por funcionar como sustitutos de los nombres propios siempre que presenten una identificación con la realidad, como por ejemplo: “el autor de Waverley”; en cambio, las descripciones indefinidas se caracterizan por describir algunos objetos del mundo pero sin identificarlos o sin tener un referente real como la expresión: “un autor”.

Adicionalmente, Quine explica que el procedimiento utilizado por Russell para analizar lo nombres descriptivos consiste en identificarlos y analizarlos como fragmentos de enunciados complejos, esto se realiza traduciendo el enunciado en lenguaje natural o de su forma gramatical a su forma lógica, de tal manera que el nombre descriptivo o descripción definida pase de funcionar como sujeto (figuración primaria) a funcionar como predicado (figuración secundaria) dejando la función de sujeto a una variable ligada o cuantificacional, también denominado cuantificador existencial (algún, ningún y todo), y con ello traslade la carga de la prueba de su existencia de la frase descriptiva a esta variable ligada. Tal como podemos apreciar en el siguiente ejemplo:

Forma gramatical: “El autor de Waverley fue un poeta”

Forma lógica: “Algo escribió Waverley y fue un poeta, y ninguna otra cosa escribió Waverley”

Así, volviendo al ejemplo de “Pegaso” Quine señalaría dos vías para resolver este problema con la teoría de las descripciones definidas: la primera, considera reemplazar el nombre propio “Pegaso” por una descripción definida como: “El caballo alado que fue capturado por Belorofonte” y la otra, que supone que la palabra “Pegaso” no es susceptible de ser traducida en una descripción definida, de tal manera que se apele a un artificio: convertir el nombre propio en un atributo: “ser-Pegaso”, considerando para ello el verbo: “ser-Pegaso” o “pegasear”, de tal manera que la expresión podría reformularse como: “la cosa que es Pegaso” o “la cosa que pegasea”, y así pueda verificarse si en la realidad existe algún objeto relacionado con dicha proposición.

De esta manera, Russell logra resolver dos problemas: el de la Barba de Platón, es decir, suponer previamente la existencia de algo para poder negar su existencia, y el de la teoría del significado heredada de Aristóteles que consiste en considerar como indesligable el significado de la referencia, al lograr separar estos y establecer una prueba en la que el enunciado no pierda el sentido y permita demostrar la existencia de algo sin tener que asumirla previamente.

Sin embargo, la teoría de las descripciones definidas de Russell tiene un correlato ontológico denominado atomismo lógico según el cual el lenguaje lógicamente construido se encarga de conectar la mente con la realidad, a través de la conexión entre los nombres esenciales (términos singulares genuinos) y los objetos del mundo, prescindiendo de los conceptos o significado fregeanos, pero este no llega a resolver el problema de la existencia o del ser, no responde la pregunta por el fundamento de la realidad, sino por el fundamento del conocimiento.

[1] Broncano (2015) señala que “la descripción definida es un símbolo incompleto. (Porque) a menos que miremos al mundo, no puede adquirir significado” (p.66)

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Una indagación sobre la lógica y la realidad (Parte 1)

La presente publicación forma parte de un trabajo universitario elaborado para el curso de Lógica II que será publicado en cuatro partes. 

  1. Introducción

Desde los orígenes de la humanidad hubo un elemento de vital importancia que permitió el desarrollo de la civilización, la religiosidad y la cultura en la antigua Grecia, este elemento fue el lenguaje, que en sus inicios se caracterizaba por la oralidad y que estaba relacionado con la religiosidad y la organización social de la época hasta la aparición de la escritura, cambio que estuvo acompañado de una modificación en dicha organización social y el desarrollo de la cultura. Es así que el desarrollo del lenguaje y la curiosidad propia del ser humano lo han llevado a buscar explicaciones sobre la naturaleza y sobre las cuestiones humanas, y con el tiempo éste desarrollo una herramienta que le permitiría elaborar razonamientos válidos que emplearía para dar cuenta de la realidad sin caer en algún error. Esta herramienta creada por los antiguos griegos y sistematizada por Aristóteles perdura hasta nuestros días y se ha ido desarrollando hasta ser parte vital en nuestros días, encontrando su aplicación en la informática y la matemática, incluso en la elaboración de argumentos y el análisis de los mismos identificando falacias o errores de argumentación, esta valiosa herramienta es la lógica.

  1. La lógica y sus principios

La lógica es denominada por algunos como la ciencia del razonamiento, debido que ésta se encarga de estudiar cierto tipo específico de razonamientos denominados “esquemas de argumento” con la finalidad de determinar su validez. Por otra parte, Bunge (1959) señala que la lógica es una ciencia de tipo formal[1] que se caracteriza por ser racional, sistémica y verificable pero carente de objetividad, debido que no proporciona información alguna referente a la realidad pese a que muchas veces los entes ideales con los que trabaja los obtiene por abstracción de objetos reales. Por esta razón la lógica no puede pronunciarse sobre la verdad de las premisas y las conclusiones sino, únicamente, sobre la validez de su estructura.

Ahora bien, la lógica formal puede dividirse a su vez en lógica clásica y lógica no clásica, caracterizándose la primera por circunscribirse dentro de cuatro principios: identidad, no contradicción, tercio excluido y razón suficiente. Cabe señalar que Pfander hace una distinción entre tres concepciones: ontológica, psicológica y lógica; a partir de las cuales explicará que el origen de los principios de identidad, no contradicción y razón suficiente se encuentra a nivel ontológico, toda vez que hacen referencia a objetos en general, y no a un objeto lógico, entendiendo por ello a los conceptos, razonamientos y juicios. Precisamente, el principio de tercio excluido hace referencia a los juicios, que son objetos lógicos y por tanto sería el único principio de origen propiamente lógico.

Sin embargo, dado que los principios lógicos de identidad, contradicción y razón suficiente se derivan de principios ontológicos pertenecientes al campo de la teoría general de los objetos o de la ontología formal, se subyace una relación gnoseológica entre sujeto y objeto, siendo este último una realidad externa al sujeto. En efecto, Hessen, señala que el fenómeno del conocimiento se encuentra conformado por tres elementos a saber: el sujeto, la imagen y el objeto, a los que le corresponden una esfera psicológica, lógica y ontológica, respectivamente. Cabe señalar que dichos campos coinciden con las tres concepciones señaladas por Pfander.

A partir de esta relación gnoseológica, podemos hablar de una relación entre realidad, pensamiento y lenguaje donde el pensamiento sería el resultado de la abstracción efectuada de lo observado en la realidad, en otras palabras el conocimiento. Además, podemos establecer relaciones entre pares, de las cuales una sería la relación entre el pensamiento y la realidad, que es objeto de estudio de la gnoseología. Por otro lado, la relación entre el pensamiento y el lenguaje donde el sujeto no se encuentra en la interrelación con la realidad, sino que toma los símbolos o representaciones mentales de la realidad (imágenes, palabras o conceptos) para construir un esquema conceptual, y finalmente, la relación entre el lenguaje y la realidad, que es estudiada por la filosofía del lenguaje.

Ahora bien, la gnoseología nos plantea el problema de la esencia del conocimiento, es decir, la relación entre el sujeto y el objeto, que Hessen clasifica en respuestas pre-metafísicas, metafísicas y religiosas[2]. De estas tres tomaremos la segunda que al considerar el carácter ontológico del objeto establece tres posiciones epistemológicas: el idealismo, el fenomenalismo y el realismo. La primera de estas, parte del supuesto que no hay existencia externa independiente de la conciencia, por lo que postula que “ser es ser percibido”, es decir, que las cosas existen en la medida que sean percibidas por la conciencia, llegando a afirmar que si las cosas permanecen cuando las dejamos de percibir es porque existe una conciencia superior que las está percibiendo, esta posición se le conoce como idealismo epistemológico y es defendido por George Berkeley. Respecto al fenomenalismo, podemos señalar que es una posición intermedia entre el realismo y el idealismo, la cual no desconoce la existencia independiente de algo externo al sujeto, sino que señala que esta realidad externa es un noumeno o la cosa en sí, la cual no podemos llegar a conocer puesto que solo conocemos el fenómeno que está conformado por nuestras sensaciones y las formas puras de la intuición empírica: el espacio y el tiempo, que se encuentran en el interior del sujeto. Finalmente, la posición epistemológica del realismo parte del supuesto que existe una realidad independiente de la conciencia, por lo que no condiciona su existencia a la percepción del sujeto. Cabe señalar que el realismo tuvo diferentes etapas y que en cada una de ellas presentó algún tipo de variación pero en esencia mantuvo el mismo supuesto respecto a la existencia de la realidad. Sin embargo, podemos distinguir entre un realismo ontológico que afirma “que el mundo existe por sí mismo, con independencia del conocimiento o la conciencia que se tenga de él” (Cassini, 1992, p.4) mientras que el realismo epistemológico sostiene que “es posible conocer el mundo tal como éste es en sí mismo” (Cassini, 1992, p.6), por lo que las teorías pueden ser susceptibles de ser verdaderas o falsas, toda vez que consideran la concepción correspondentista de la verdad.

De este modo, podemos ver que la posición del idealismo nos llevaría a desconocer la existencia de objetos independientes del sujeto y reducirlos a ideas dentro de nuestra conciencia, por lo que no podríamos hablar de principios ontológicos, sino que todo lo reduciríamos a operaciones de nuestra mente , es decir que tendríamos que hablar de principios psicológicos como la base de los principios lógicos y aceptar que el fundamento de la existencia de la realidad, en este caso de la permanencia de los objetos externos fuera de nuestra percepción sería asumir que hay una conciencia superior o dios, pero esto estaría contraviniendo lo sostenido por Pfander y nos llevaría a un problema adicional, el de la existencia de dios.

De otro lado, el fenomenalismo nos plantea un inconveniente pues la realidad propiamente dicha sería incognoscible, lo único que podríamos conocer es el fenómeno, es decir, una representación de la realidad. Esto nos lleva a pensar que los principios ontológicos se derivan del fenómeno, un constructo que se encuentra en la mente del sujeto, una aproximación a la realidad que se encuentra conformada por la objetividad de los datos sensibles y la subjetividad del sujeto cognoscente. Asociando esto al fenómeno del conocimiento descrito por Hessen, los principios ontológicos en que se sustentan los principios lógicos de identidad, no contradicción y razón suficiente se derivarían no del objeto externo al sujeto sino de la imagen que tiene el sujeto del objeto.

Finalmente, el realismo al asumir la existencia de una realidad externa independiente del sujeto, permite que los principios ontológicos se deriven de la observación de objetos externos, desligándolos por completo del pensamiento del sujeto. Considerando que los primeros en desarrollar la lógica fueron los griegos y que estos se encontraban dentro de un realismo ingenuo podemos afirmar que este es el sentido original de los principios ontológicos que originan los principios lógicos. Sin embargo, esta respuesta gnoseológica contiene un inconveniente que consiste en fundamentar la existencia de la realidad, problema que es estudiado por la metafísica, y en particular por la ontología.

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[1] Mario Bunge clasifica las ciencias en formales y fácticas, dicha clasificación está vinculado al objeto de estudio de estas, de tal manera que las formales no tienen un objeto de estudio porque analizan entes ideales y por esa misma razón no son objetivos.

[2] Hessen establece que las respuestas pre-metafísicas no abordan la cuestión del carácter ontológico del sujeto o del objeto distinguiendo dos posiciones: objetivismo y subjetivismo. En cuanto a las respuestas teológicas, estas abordan el problema de la relación entre sujeto y objeto considerando un principio último de las cosas: lo absoluto, distinguiendo dos posiciones: monismo y dualismo.

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