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Kant y el paso de la metafísica a la epistemología

«(…) la búsqueda de Kant por fundamentar la metafísica sobre la base de criterios científicos lo lleva al estudio o estructuración del proceso del conocimiento humano abandonando toda pretensión (…) de intentar estructurar algo que se encuentra fuera del sujeto y de naturaleza nouménica (…) reformulando elementos del proceso del conocimiento (…) y dejar como aporte una nueva disciplina: la teoría del conocimiento o la epistemología.»

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Teoría general del conocimiento 3

-El origen del conocimiento-

El conocimiento, resultado de una secuencia de procesos psicológicos que se expresa a través del lenguaje y que es plasmado en proposiciones como: “todos los cuerpos son extensos” o “el sol calienta la piedra”. Sin embargo, ¿Cuál es su origen? ¿Qué fundamenta su validez? Estas son dos de las preguntas que Johannes Hessen expone al desarrollar el problema del origen del conocimiento en su libro.

Al respecto, debemos comenzar por hacer una aclaración en cuanto al significado del término conocimiento, pues hasta ahora Hessen lo entendía como proceso del conocimiento pero al abordar la problemática de su origen, él cambia la forma en que lo entendía pasando a identificarlo con el resultado del proceso, es decir ya no se centra tanto en la posibilidad de que el sujeto pueda acceder a la realidad, sino que cambia el foco de atención hacia cuál es la fuente u origen de los contenidos de nuestro pensamiento, de nuestro conocimiento.

Desde esa perspectiva, el autor nos presenta cuatro posiciones epistemológicas distribuidas entre dos extremos: la razón y la experiencia como fuentes del conocimiento. En función a ello sitúa al racionalismo y al empirismo a ambos extremos, mientras que el apriorismo y el intelectualismo los sitúa en el centro debido a que ambos consideran que el conocimiento es producto de la razón y la experiencia con la salvedad de que la primera se encuentra más cercana al racionalismo, mientras la otra más próxima al empirismo.

La primera de estas posiciones epistémicas es el racionalismo, que se caracteriza por identificar a la razón o el pensamiento como la fuente de todo conocimiento, razón por la cual se considera una doctrina exclusivista que considera únicamente como conocimiento verdadero a aquel que cumpla con ser lógicamente necesario y universalmente válido, dicha exigencia en parte se debe a que esta doctrina se ha visto alimentada por las ciencias ideales como las matemáticas, que  se caracterizan por ser conceptuales y deductivas. Asimismo, dicha doctrina se caracteriza por participar del dogmatismo metafísica que revisamos en el problema de la posibilidad del conocimiento, puesto que considera que es posible penetrar la esfera ontológica o metafísica a través del pensamiento.

A lo largo de la historia se han presentado diferentes variantes del racionalismo, así tenemos al racionalismo trascendental que encontramos en Platón y su teoría de las Formas donde la realidad verdadera es inteligible y se encuentra fuera del mundo sensible; otra versión es el realismo teológico de Plotino y San Agustín, donde las Formas y el espíritu individual son emanaciones del Nous cósmico o espíritu del universo, por lo que el conocimiento de las Formas se produce a través de la iluminación del espíritu humano por parte del espíritu absoluto o Nous cósmico que en San Agustín se identifica con el dios judeo cristiano; otra variante es teognosticismo que encontramos en Malebranche (siglo XVII) y en el ontologismo de Gioberti (siglo XIX) quienes afirman que la única forma de conocer las cosas es contemplando lo absoluto o el ser real absoluto en su actividad creadora; en la modernidad aparecería el racionalismo inmanente que encontramos en la teoría de las ideas innatas de Descartes y Leibniz, donde el primero afirmaría que algunos conceptos fundamentales serían innatos mientras que el segundo agregaría que dicho innatismo sería potencial como si fueran un germen debido que lo que es innato es la facultad de formar conceptos; por último el racionalismo lógico que separa el problema psicológico del lógico, centrándose en éste para buscar su validez en la conciencia general o el ser absoluto del que  se deriva los contenidos del conocimiento, de tal forma que produzca en la conciencia individual de los sujetos las ideas innatas.

En cuanto al empirismo, esta posición epistémica nos presenta a la experiencia sensible como la fuente de todo conocimiento, mientras que la conciencia del sujeto sería considerado como una tabula rasa donde la experiencia registra el conocimiento. Estas afirmaciones las sustenta con la observación de la evolución del pensamiento humano donde la experiencia es crucial para su desarrollo. Además, dicha experiencia se divide en dos partes: una interna (o percepción de sí mismo)  y otra externa (o percepción de los sentidos). Por otro lado, esta doctrina se ha visto influenciada por las ciencias naturales donde la observación y la experimentación son piezas claves para su desenvolvimiento. Asimismo, debido a que no considera posible penetrar la esfera metafísica u ontológica, el empirismo es considerado un escepticismo metafísico. No obstante, incurriría en una contradicción al aceptar la existencia de las matemáticas como conocimiento que no dependen de la experiencia.

Ahora bien, si revisamos la historia del empirismo encontraremos que la idea de la tabula rasa es recogida desde los estoicos, según afirma Hessen, pero no es hasta el siglo XVII que John Locke siente las bases del empirismo, identificando a las ideas (perceptions) como contenidos extraídos de la experiencia pero diferenciándolas entre simples (cualidades sensibles) y complejas (conjunto de cualidades sensibles), donde el pensamiento solo cumple la labor de organizar dichas ideas, con la excepción de las matemáticas que se fundamentan únicamente en el pensamiento; Luego, David Hume lo replantearía afirmando que las ideas (o representaciones de la memoria y la fantasía) son copias de las impresiones (o sensaciones vivas de la experiencia interna y externa), abandonando los conceptos de substancia y causalidad, y manteniendo a la matemática como un conocimiento independiente a la experiencia; otra variante es la de Etienne de Condillac, quien a diferencia de Locke y Hume el redujo la experiencia a la sensación (experiencia externa), por lo que su doctrina se denominó sensualismo; por último, Hessen considera a John Stuart Mill dentro de los empiristas señalando que éste supera a los filósofos precedentes al lograr que la matemática y la lógica tengan como fuente a la experiencia.

Respecto a la tercera posición epistémica, tenemos que ésta se denomina el intelectualismo, la que pese a que reconozca que el conocimiento tiene como base a la razón y a la experiencia, ésta se encuentra próxima al racionalismo al reconocer que existen juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos pero con el agregado que estos están referidos a objeto ideales y reales, así como también conciben a los conceptos como productos de la experiencia y no como elementos a priori de la razón. De tal manera que mientras el empirismo reconoce que cada experiencia genera un contenido de conocimiento idéntico en el intelecto, el intelectualismo considera que los contenidos de conocimientos obtenidos por la experiencia son empleados por el intelecto para producir un contenido de conocimiento distinto. Los máximos representantes del intelectualismo son Aristóteles y Tomás de Aquino quienes conciben una distinción entre las representaciones intuitivas sensibles y los conceptos, proponiendo una explicación del proceso del conocimiento donde las Formas de la teoría de las ideas de Platón son colocadas en cada una de las cosas, razón por la cual requieren de un nous poiéticos (entendimiento real o agente) que las extraiga para registrarlas en un nous patheticos (entendimiento posible o pasivo) en Aristóteles, mientras que en Tomás el procedimiento termina siendo más extenso.

La cuarta posición epistémica es el apriorismo, que si considera la existencia de factores a priori como el racionalismo con la salvedad que éstas no constituyen contenidos del conocimiento, debido que dichos contenidos se obtiene de la experiencia sensible, razón por la cual esos factores constituyen formas a priori del conocimiento o condiciones de posibilidad del conocimiento. Así a diferencia del intelectualismo que es receptivo y pasivo, el apriorismo se caracteriza por ser espontáneo y activo en el proceso del conocimiento. Por otro lado, su máximo representante es Immanuel Kant quien considera que el conocimiento está conformado por materia y forma, señalando dos tipos de conocimientos dentro del proceso: la intuición y el pensamiento, de tal manera que las formas de la intuición sensible son el espacio y el tiempo que se encuentran en el interior del sujeto, mientras que las formas del pensamiento son las categorías, en ambos casos dichas formas organizan la información recibida.

Por último, Hessen analiza las posiciones extremas (racionalismo y empirismo) y las intermedias (intelectualismo y apriorismo) desde las esferas psicológica y lógica que se encuentran en el fenómeno del conocimiento. En cuanto a las posiciones extremas en relación a la esfera psicológica señala que ambas son refutadas por la psicología de la época puesto que ésta había demostrado que el conocimiento está constituido por contenidos intuitivos y no intuitivos, además de no haber encontrado forma de sostener la existencia de contenidos de conocimiento a priori. En cuanto a la esfera lógica, dichas posiciones extremas proporcionan dos soluciones respecto a la validez del conocimiento que consiste en tratar de forma diferente los contenidos de las ciencias ideales y las ciencias reales, que a su vez son identificadas por Leibniz como verdades de razón y de hecho, respectivamente. De otro lado, las posiciones intermedias en relación a la esfera psicológica, coinciden con la psicología de la época en cuanto a los factores racionales y empíricos que constituyen el conocimiento. Sin embargo, en la esfera lógica la única posición que satisface la pregunta por la validez del conocimiento es el apriorismo, pese a que al igual que el intelectualismo, reconoce la existencia de juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos como el racionalismo, pero su diferencia radica en que el apriorismo es la única que no requiere establecer un supuesto metafísico-cosmológico (estructura racional de la realidad) ni realiza una construcción metafísico-psicológica (esquema de acto y potencia) como si lo hace el intelectualismo.

Johannes Hessen origen del conocimiento

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

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Teoría del conocimiento de Hessen – Teoría general del conocimiento 2

-La posibilidad del conocimiento-

Una vez concluida la investigación fenomenológica preliminar del fenómeno del conocimiento, Hessen pasa a abordar cada uno de los cinco problemas que aborda la teoría general del conocimiento, así comienza por el problema de la posibilidad del conocimiento. Para ello él se formula la siguiente pregunta: “¿puede el sujeto aprehender realmente algo?”, es decir, que se pregunta  por la posibilidad que se produzca el proceso de representación del objeto de conocimiento que realiza el sujeto cognoscente, o el proceso llamado desde la perspectiva fenomenológica como aprehensión. Ante este problema, Hessen nos plante que la filosofía a través de su historia ha dado tres tipos de respuestas: el dogmatismo, el escepticismo y el criticismo.

Respecto al dogmatismo, nos indica que es una posición previa a la reflexión epistemológica que consiste en la confianza ciega en la razón, a tal punto que da por supuesta la aprehensión sin llegar a considerar que puede haber condiciones internas o externas al sujeto que interfieran en el conocimiento adquirido. Por esta misma razón, el dogmatismo no se enfoca en el sujeto sino que al considerar que uno accede de manera directa al objeto de conocimiento, sin la intermediación de ningún proceso de aprehensión, sus reflexiones se centran en la naturaleza y el ser.  Asimismo, nos señala que el dogmatismo puede ser lógico, absoluto o radical y metafísico. Sobre el primero, se puede mencionar que conserva las características señaladas anteriormente y encontramos dentro de ellos a los presocráticos; mientras que el dogmatismo metafísico  se caracteriza por no ignorar la reflexión epistemológica, pero que en su metafísica mantiene la confianza ciega en la razón humana, Kant señala que dentro de ellos encontramos a los autores de los sistemas metafísicos del siglo XVII: Descartes, Leibniz y Wolf.

En cuanto al escepticismo, Hessen nos indica que es una posición epistemológica que se caracteriza por su desconfianza a todo conocimiento, razón por la que niega su posibilidad, es decir, que afirma que el sujeto no puede aprehender realmente al objeto y por eso mismo no debe de emitir ningún tipo de juicio. De allí que el escéptico ignore por completo al objeto de conocimiento y se centre únicamente en los factores subjetivos internos y externos del conocimiento, vale decir que se centra únicamente en el sujeto cognoscente. Asimismo, él nos señala que el escepticismo se ha presentado a lo largo de la historia de la filosofía pero de diferentes maneras, al principio negando el conocimiento absoluto y presentándose como un escepticismo lógico, absoluto o radical que se caracterizaba por desconocer el principio ontológico de la no contradicción, dentro de esta línea se encuentra Pirrón, Enesídemo y Sexto Empírico. Otra variante de esta posición epistemológica es el escepticismo sistemático que se caracteriza por negar que podamos alcanzar una certeza rigurosa del conocimiento, es decir, que nuestros juicios o pensamientos concuerden con la realidad externa o el ser. Por esa razón, ellos afirman que solo tenemos la posibilidad de alcanzar un conocimiento probable. Hessen considera dentro de este grupo a Arcesilao y Carneades miembros de la Academia de Atenas y representantes del escepticismo medio o académico.  Sin embargo, ambos escepticismos presentan contradicciones, el primero no puede afirmar nada, ya que si afirma que “el conocimiento no existe” se estaría contradiciendo y autoanulando, por ello suspende el juicio para evitar la refutación lógica. No obstante, Hessen señala que este escepticismo no puedo evitar su refutación en el plano ético. Respecto al segundo escepticismo este incurre en otra contradicción ya que al rechazar la verdad y la certeza, y a la vez considerar la probabilidad del conocimiento, no estaría considerando que la probabilidad implica necesariamente el concepto de verdad. Posteriormente, en la filosofía moderna, aparecerán diferentes tipos de escepticismos, unos negando el conocimiento moral como el escepticismo ético de Montaigne, o negando el conocimiento de lo suprasensible como el escepticismo metafísico de Hume y Comte con el positivismo, o poniendo en duda todo lo cognoscible para quedarse únicamente con un conocimiento del que podemos tener certeza absoluta como el escepticismo metódico de Descartes, o proponiendo la incognoscibilidad de lo absoluto como el escepticismo religioso de Spencer y finalmente, negando un conocimiento moral como el escepticismo ético en el que se circunscribe el relativismo y subjetivismo.

Sobre estos últimos, se diferencian de los demás escepticismos en el sentido de que no rechazan el concepto de verdad pero lo limitan o condicionan, presentándose el subjetivismo individual, el subjetivismo general y el relativismo. En cuanto al subjetivismo individual, éste limita la validez de la verdad del conocimiento al individuo humano o sujeto individual por lo que los juicios de este sujeto solo serían válidos para él. Acerca del subjetivismo general, éste limita la validez de la verdad al sujeto general o al género humano por lo que considerarían verdades supraindividuales pero cuya validez carecería de universalidad, por esta razón consideran que esta posición se vincula al psicologismo o incluso al antropologismo. Por lo que se refiere al relativismo, la verdad del conocimiento se encuentra limitada a los factores externos como la influencia del medio, el espíritu del tiempo y el círculo cultural al que pertenece el sujeto. Los representantes de estas posiciones son el sofista Protágoras con su principio del homo mensura, en el caso del subjetivismo, y Oswald Spengler al relativizar la verdad en función a un determinado tipo de humanidad, en el caso del relativismo. Aunque, en ambos casos se encuentran contradicciones importantes como por ejemplo que si un  subjetivista se encuentra frente a una persona que afirma que “toda verdad es universalmente válida” se encontraría en la paradoja de tener que aceptar dicha afirmación pese a que se estaría contradiciendo; lo mismo le pasaría al relativista que se encuentra delante de alguien que afirmara que dentro de su cultura “toda verdad es absoluta”.

Un último tipo de escepticismo, para Hessen, es el pragmatismo que se caracteriza por abandonar el concepto correspondentista de la verdad, es decir, que no considera la concordancia entre el pensamiento y el ser, y establece como nuevo criterio de verdad a la utilidad. Dicho planteamiento tiene como base una concepción del ser humano como ser práctico que posee una voluntad y no la de un ser teórico, por lo que su inteligencia no estaría destinada a la contemplación del mundo o al conocimiento de la verdad sino a la resolución de los problemas que le plantea la realidad. Ahora bien, Hessen indica que dentro de esta posición epistemológica se encuentran filósofos como William James, Schiller, Nietzsche, Vaihinger y Simmel, lo cual no considero que sea una afirmación muy exacta por parte del autor, ya que los máximos representantes del pragmatismo son William James, Charles Sanders Peirce y John Stuart Mill. Finalmente, se señala que el pragmatismo no considera la esfera lógica del fenómeno del conocimiento por abocarse únicamente a lo práctico, desconociendo la autonomía del pensamiento humano aduciendo que nuestra conciencia “lógica” se opone al falseo o la negación del concepto de verdad.

Por otra parte, acerca del criticismo, se señala que es una posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo y que se trataría de una síntesis de estas dos posiciones epistemológicas. Dicha posición afirma que el conocimiento es posible y se caracteriza por compartir con el dogmatismo la confianza en la razón humana, pero no de una manera ingenua sino examinando sus diferentes afirmaciones y sometiéndola a una evaluación crítica, por lo que se le considera como un método de filosofar orientado a investigar las fuentes de las afirmaciones y objeciones, así como la razones en que se fundamentan. Hessen considera que sus representantes en la historia de la filosofía son diversos, así tenemos a Platón y Aristóteles en la edad antigua, a Descartes, Leibniz, Locke y Hume en la edad moderna, siendo su máximo representante y fundador el filósofo alemán Immanuel Kant. También, se establece una diferencia entre un criticismo especial y otro general. El criticismo especial sería el criticismo kantiano donde coinciden el criticismo como método que se opone al dogmatismo y al escepticismo, y el criticismo como sistema que es el resultado de la aplicación de dicho método. En cuanto al criticismo general, este no sería otro que la teoría del conocimiento como disciplina autónoma.

Asimismo, se señala una crítica efectuada por Hegel contra la teoría del conocimiento, ya que él considera que es un absurdo buscar la fundamentación del conocimiento suponiéndolo a la vez, es decir que se pretende estudiar el proceso de conocimiento considerado como objeto a través de un proceso de conocimiento considerado como instrumento, dicho de otro modo: conocer el conocer. Cabe señalar que hasta la aparición de Kant no existía como disciplina la teoría del conocimiento sino que antes formaba parte de la metafísica por lo que el objeto del proceso de conocimiento era la realidad. Lo que en cierto modo hace Kant es redirigir el objeto de estudio de la realidad al conocimiento mismo, generando esta nueva disciplina y es esto lo que Hegel estaría criticando. Sin embargo, ante esta refutación, Hessen respondería que en realidad la teoría del conocimiento no busca carecer de ningún supuesto sino que parte de la suposición de que el conocimiento es posible para que desde allí comience a estudiar sus bases, supuestos y condiciones del mismo.

Finalmente, podemos señalar que estas tres posiciones epistemológicas: dogmatismo, escepticismo y criticismo giran en torno al concepto de verdad por correspondencia que es planteado por Aristóteles y que implica asumir la existencia de una estructura ontológica que sostiene la realidad externa del sujeto. Así, mientras que el dogmático cree que puede acceder a esta estructura ontológica de forma directa, dirige su atención a la esfera ontológica del fenómeno del conocimiento; por su parte el escéptico negará dicha estructura al concentrarse en el sujeto cognoscente, encerrándose en la esfera psicológica del fenómeno mencionado; mientras que el criticismo reconocerá que podemos acceder a dicha estructura ontológica pero de forma indirecta, a través de la imagen que tenemos de dicha realidad externa, reconociendo el valor de la esfera lógica pero sin desconocer la esfera psicológica ni la ontológica. Siendo el pragmatismo la única posición totalmente anti-aristotélica, al abandonar el criterio de verdad por correspondencia y con ello la concepción de una estructura ontológica a la que podemos acceder a través del intelecto.

La posibilidad del conocimiento Hessen

Referencias:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.

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La epistemología se dice en muchos sentidos

-Una breve revisión histórica de la construcción de su significado-

En la actualidad, el término epistemología es expresado en dos sentidos totalmente opuestos: uno refiriéndose exclusivamente a la teoría de la ciencia y otro, haciendo referencia a la teoría del conocimiento. Obviamente, uno puede encontrar que ambos términos hacen referencia a un objeto más amplio que el otro, así la teoría del conocimiento se concentra únicamente en estudiar el conocimiento en general, mientras que la teoría de la ciencia abarca únicamente al conocimiento científico. Sobrevilla presenta una explicación a este doble sentido del término epistemología, encontrando que en Iberoamérica se ha tomado la noción que tiene Mario Bunge de la palabra epistemología, partiendo de las raíces griegas que conforman al término, así desde la perspectiva de Bunge la epistéme hace referencia al conocimiento verdadero, es decir el conocimiento científico y por ello él afirma que la epistemología significa teoría de la ciencia. Por otra parte, en el mundo anglosajón se ha considerado a la epistéme griega como conocimiento y por ende, se ha identificado a la epistemología con la teoría del conocimiento. Lo que intentaré hacer a continuación es plantear la evolución histórica del término desde sus orígenes hasta la actualidad.

En un principio, como bien lo señala Richard Rorty en su obra “La filosofía y el espejo de la naturaleza” la filosofía no estaba diferenciada de la religión y es más no existía aún la ciencia como la conocemos actualmente, por lo que al inicio de la modernidad no había nociones de epistemología, gnoseología, teoría del conocimiento ni teoría de la ciencia. Es en este contexto, que en el siglo XVII aparecen textos que se enfocaban al estudio del conocimiento pero desde la metafísica, denominando a dicho estudio como gnosteología, término que después evolucionara hasta la denominación de gnoseología. Sin embargo, no será hasta el año de 1781 que en la ciudad de Konigsberg se publicará una obra muy importante: “La crítica de la razón pura”. Dicha obra escrita por Immanuel Kant plantea una ruptura entre filosofía y metafísica, donde él menciona su perspectiva del proceso del conocimiento especulando en cuanto a lo que ocurre en el interior del sujeto, tarea que significará el surgimiento de la teoría del conocimiento como disciplina autónoma y asimismo la ruptura de la filosofía con la religión.

Posteriormente, Rorty señala que los seguidores de Immanuel Kant acuñan el término vernunftkritik o crítica racional para referirse al trabajo elaborado por éste, apareciendo después los términos erkenntnislehre o doctrina del conocimiento en el año de1808 y erkenntnistheorie o teoría del conocimiento en el de 1832, atribuyéndose este último término a Ernest Reinhold. Mientras todo esto ocurría en Alemania, en el año de 1854 el filósofo escocés James Frederick Ferrier introduce el término epistemology en el mundo anglosajón con su libro “Fundamentos de la metafísica” donde plantea una división de la filosofía en dos ramas: ontología y epistemología.  Luego, regresando a  Alemania, Eduard Zeller se encargaría de retomar la erkenntnistheorie en 1862 como una respuesta contra el idealismo y la especulación, buscando separar lo dado o lo empírico de las adiciones subjetivas.

Ahora bien, para el epistemólogo argentino Rolando García, el desarrollo de la ciencia y de las matemática va a provocar que el planteamiento kantiano se quede sin fundamento científico, por lo que los alemanes dejaran de utilizar el término erkenntnistheorie por uno nuevo: wissenshaftlehre o teoría de la ciencia. Siendo este el punto de inflexión en cuanto al sentido del término epistemología, ya que para él este término (wissenshaftlehre) será recogido por Bertrand Russell en el año de 1897 en su obra “Ensayo de sobre los fundamentos de la geometría” pero bajo la denominación de epistemology, para luego ser traducida al francés en el año de 1901 como épistémologie y posteriormente llegue al continente americano con la obra de “Identidad y realidad” de Emile Meyerson, con la denominación de epistemología en el sentido de teoría de la ciencia.

Sin embargo, la versión de Rolando García omite toda referencia a James Frederick Ferrier, quien en 1854 utilizó por primera vez el término epistemology, cuando aún no se concebía la teoría de la ciencia. Otro punto en cuestión es el uso del término wissenshaftlehre o teoría de la ciencia, pues en la obra “Teoría del conocimiento” de Johannes Hessen que fue publicada en el año de 1925, se considera a la teoría de la ciencia como una disciplina constituida por una teoría formal de la ciencia o lógica y una teoría material de la ciencia o teoría del conocimiento, lo que contradeciría lo afirmado por García. Asimismo, es preciso señalar que en el diccionario marxista Rosental – Iudin del año 1978 menciona que el término epistemología es idéntico al término gnoseología y que su utilización solo correspondería a la filosofía británica y norteamericana, desdeñándolo obviamente por su perspectiva ideológica.

Por último, abordando la utilización que se hace de los términos: gnoseología, epistemología y teoría del conocimiento, encontramos que Ferrater Mora señala que en Francia, los términos gnoséologie, epistémologie y théorie de la conaissance, son utilizados indistintamente. En Alemania la teoría del conocimiento se denomina erkenntnistheorie, mientras que en Inglaterra y Estados Unidos se utiliza el término epistemology para hablar de teoría del conocimiento, en español e italiano la teoría del conocimiento es denominada gnoseología y que en español fue dejado de utilizar porque era empleado en investigaciones de corte escolástico, siendo denominado como teoría del conocimiento. No obstante, para Sobrevilla el responsable de la identificación entre epistemología y teoría de la ciencia en América Latina es Mario Bunge.

Revision historica termino epistemologia

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Garcia,R. (2006). Epistemología y teoría del conocimiento. Salud Colectiva 2(2), 113-122. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/731/73120202.pdf

Gutierrez, G. (1996). Metodología de las ciencias sociales I. México D.F., México: Oxford University Press México, S.A. de C.V.

Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.

Rorty, R. (2001). La filosofía y el espejo de la naturaleza. Recuperado de https://lenguajeyconocimiento.files.wordpress.com/2013/10/la-filosofia-y-el-espejo-de-la-naturaleza.pdf

Rosental, M. y Iudin, P. (1978). Diccionario filosófico. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Universo.

Sobrevilla, D. (2014). Introducción a la filosofía. Lima, Perú: Editorial Universitaria.

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Teoría del conocimiento de Hessen – Teoría general del conocimiento 1

-Investigación fenomenológica preliminar-

Johannes Hessen piensa que la teoría del conocimiento como disciplina filosófica se debe encargar de explicar e interpretar filosóficamente su objeto de estudio: el conocimiento humano. Por ello él señala que se debe comenzar por analizar en que consiste dicho objeto. Sin embargo, el autor no comienza por definir qué es el conocimiento sino que presupone que el verdadero objeto de estudio es el fenómeno del conocimiento, diferenciándose de la psicología que se encarga de estudiar los procesos psíquicos que generan el conocimiento.

Al respecto, puede entenderse que esta forma de abordar el objeto de estudio de dicha disciplina filosófica es producida debido que a finales del siglo XIX hubo una tendencia psicologista que buscaba abordar los problemas de la teoría del conocimiento desde la perspectiva de los procesos psíquicos, además  de la aparición de la psicología como ciencia con Wilhelm Wundt. Pero volviendo al método fenomenológico, Hessen comenzará su estudio por la examinación de los rasgos fundamentales del fenómeno del conocimiento y que desde su perspectiva son tres: la esencia del conocimiento, el concepto de la verdad y el criterio de la verdad.

Sobre el primero, el autor entiende que dicha esencia consiste en la correlación entre el sujeto y el objeto del conocimiento, es decir que no puede existir dicha correlación si alguno de ellos no existiese e inclusive que la condición de sujeto de conocimiento y objeto de conocimiento no puede darse si faltase alguno de ellos. Adicionalmente, se señala que los elementos de esta correlación son tres: el sujeto cognoscente, la imagen y el objeto de conocimiento. Estos elementos explican el proceso del conocimiento a partir de la función de dos de sus elementos: el sujeto y el objeto. Así, dentro de la explicación fenomenológica del autor, el sujeto cognoscente sale de su esfera psicológica para ingresar a la esfera ontológica del objeto del conocimiento  y captura sus propiedades para retornar a ésta y producir una imagen del objeto que contenga sus propiedades, mientras éste permanece trascendente al sujeto cognoscente. En cuanto al objeto de conocimiento se señala que este determina la imagen que se produce en el sujeto y que puede ser de naturaleza real o ideal, es decir que puede producirse por la experiencia externa e interna del sujeto o inferido de la experiencia, o que puede ser resultado del pensamiento, respectivamente, manteniéndose en ambos casos trascendente a dicha imagen.

En cuanto al concepto de verdad, Hessen señala que éste consiste en la correspondencia entre las propiedades del objeto y de la imagen, aclarando que solo en el ámbito de la imagen del objeto es que puede afirmarse que algo sea verdadero o falso, en cambio en la esfera ontológica del objeto no puede hablarse de verdad o falsedad debido que el objeto es trascendente a la esfera lógica de su imagen.

El último rasgo es el criterio de verdad, que consistiría en explicar cómo obtenemos la certeza de que un conocimiento es verdadero, sobre ello se señala que la fenomenología no puede abordar dicho problema, pero puede deducirse su posible existencia.

Así, planteado los rasgos principales del fenómeno del conocimiento humano procede a explicar que cada uno de los elementos de dicho fenómeno: sujeto, imagen y objeto, constituyen el objeto de estudio de la psicología, la lógica y la ontología, respectivamente. Agrega que pretender abordar cada uno de los rasgos explicados, desde la perspectiva de cada una de estas disciplinas sería caer en los vicios del psicologismo, logicismo y ontologismo, toda vez que se estaría analizando temas que se encuentran fuera de su objeto de estudio.

De esta manera, el autor señala que si bien la fenomenología describe el fenómeno del conocimiento, esto no es suficiente puesto que de lo que se trata es de explicar e interpretar desde los rasgos fundamentales de dicho fenómeno, y eso es tarea de la teoría del conocimiento.

Finalmente, se señala que los problemas que debe abordar esta disciplina filosófica son: la posibilidad del conocimiento, el origen del conocimiento, la esencia del conocimiento, las especies del conocimiento, las formas o especies de conocimiento y el criterio de la verdad.

Investigacion fenomenologica del conocimientoInvestigacion fenomenologica del conocimiento

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Garcia, O. (2006). Deflacionismo y filosofía. Escritura y pensamiento 9(18), 33-52. Recuperado de http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/letras/article/view/7852/6837

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Teoria del conocimiento de Hessen – Introducción 3

-La historia de la teoría del conocimiento-

Sabemos que para Hessen la teoría del conocimiento es la teoría material de la ciencia, que corresponde a la reflexión del espíritu humano respecto a su conducta valorativa teórica y que pone su atención a la concordancia entre el pensamiento y el objeto. En esta tercera parte del capítulo introductorio de su obra se aborda la historia de esta disciplina filosófica.

Al respecto, Hessen nos plasma nueve momentos importantes que resumirían la génesis y desarrollo de esta disciplina, claro está que el autor solo está considerando la historia de esta disciplina hasta la fecha de publicación de su obra que corresponde al año 1925:

  1. Así comienza por señalar un momento inicial en que dicha disciplina aparece como un apartado de los textos metafísicos y psicológicos, un ejemplo de esto lo podemos encontrar en el primer libro de la metafísica de Aristóteles donde se comienza por establecer la forma en la que se adquiere el conocimiento.
  2. El segundo momento, ocurre con la filosofía moderna, debido que recién comienza a estructurarse la teoría del conocimiento en esa época, el primero en plantearla es el filósofo británico John Locke.
  3. El tercer momento corresponde a la refutación que hace el filósofo alemán Gottfried Leibniz a la epistemología de Locke.
  4. Como consecuencia de las críticas a Locke, aparece un cuarto momento que consiste en el planteamiento de nuevas teorías como las de George Berkeley (Idealismo subjetivo o psicológico) y David Hume (Empirismo) en Inglaterra.
  5. El quinto momento le corresponde a la aparición de la teoría del conocimiento como disciplina autónoma, hecho que ocurre gracias al trabajo del filósofo alemán Immanuel Kant, quién con su método trascendental busca cuáles son los fundamentos del conocimiento.
  6. El sexto momento corresponde al discípulo de Kant al también filósofo alemán Gottlieb Fichte, con quien la teoría del conocimiento aparecerá por primera vez con la denominación de teoría de la ciencia, además de marcar el inicio de la confusión entre dicha disciplina filosófica y la metafísica.
  7. El séptimo momento, será el desborde de esta confusión que se manifestará en la filosofía de Friedrich Schelling, Georg Hegel, Arthur Schopenhauer y Eduard Von Hartmann.
  8. El octavo momento, le corresponde a los neokantianos quienes se encargarán de separar la teoría del conocimiento de la metafísica hasta el punto de llegar a reducir a la filosofía únicamente a esta disciplina.
  9. Finalmente, el noveno momento de la teoría del conocimiento corresponde al año de publicación la obra y que se caracteriza por la diversidad de propuestas epistemológicas opuestas.

Historia de la teoria del conocimiento Johannes Hessen

Conviene subrayar que considerando que la obra de Hessen se publicó en el año 1925, es evidente que se trata de una historia de la teoría del conocimiento inconclusa para nuestra época. Por otro lado, si consideramos la cronología de otras líneas de pensamiento que corresponden al periodo en que se publicó la obra, se podría observar que la historia presentada es una versión personal del filósofo rumano puesto que no se ha considerado las consecuencias en la teoría del conocimiento del giro lingüístico de la historia de la filosofía, ni los aportes de otros filósofos como Rene Descartes en la edad moderna. Pero dado que si abarcamos todo ese periodo faltante y resolvemos el problema de las omisiones el post saldría demasiado extenso, entonces dicha historia la desarrollaré en una próxima publicación.

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Teoría del conocimiento de Hessen – Introducción 2

-La posición de la teoría del conocimiento en el sistema de la filosofía-

¿Cómo ubicar la posición de la teoría del conocimiento dentro del sistema de la filosofía? Es la pregunta que Johannes Hessen intenta abordar en la segunda parte de la introducción de su libro. Para ello, comenzó por encontrar una definición esencial de la filosofía, cuyo proceso puedes revisar en el post anterior, definiéndola como “una autorreflexión del espíritu sobre su conducta valorativa teórica y práctica“ y sobre la cuál desarrollara toda una estructura que de sentido a las diferentes disciplinas filosóficas y así poder ubicar la posición de la teoría del conocimiento.

Al respecto, lo primero que plantea Hessen es que su definición puede ser dividida en tres partes: una reflexión del espíritu sobre sí mismo (como medio para llegar a una concepción del universo), sobre su conducta valorativa práctica y sobre su conducta valorativa teórica. De esta misma manera, el autor dividirá a las diferentes disciplinas filosóficas en tres grandes divisiones: Teoría de la concepción del universo, teoría de los valores y teoría del conocimiento, respectivamente. Cada una de estas grandes divisiones presenta a su vez subdivisiones, así la teoría de la concepción del universo se subdivide en teoría del universo y metafísica de la naturaleza y del espíritu; la teoría de los valores se subdivide en ética, estética y filosofía de la religión; y finalmente la teoría de la ciencia se subdivide en teoría formal de la ciencia o lógica y teoría material de la ciencia o teoría del conocimiento.

Sobre este último punto, se nos plantea una diferencia entre ambas subdivisiones de la teoría de la ciencia, pues mientras la lógica se centra en el estudio del pensamiento en sí mismo, prescindiendo de la referencia al objeto y colocando su énfasis en la concordancia del pensamiento con sus propias formas y leyes más generales; por otro lado, la teoría del conocimiento tiene por objeto a los supuestos materiales más generales del conocimiento, es decir la referencia del pensamiento a los objetos, enfocándose en la concordancia del pensamiento con el objeto.

Asimismo, dentro de la teoría del conocimiento el autor señala una última subdivisión: la teoría del conocimiento general y la teoría del conocimiento especial. La primera estudia la referencia entre el pensamiento y el objeto; mientras que la segunda estudia los principios y conceptos fundamentales (que más adelante identificará con las categorías) que utilizamos para establecer la referencia entre el pensamiento y el objeto.

Finalmente, solo deseo hacer dos acotaciones. La primera es respecto al uso de la palabra “espíritu” por parte de Johannes Hessen, pues como es un sacerdote católico se puede entender que la palabra espíritu puede tener únicamente un significado religioso. Sin embargo de la lectura del texto y de la revisión de otras fuentes se puede afirmar que cuando Hessen utiliza el término “espíritu” lo hace en el sentido de “lugar gnoseológico” donde se produce el conocimiento, pudiendo ser identificado con otros términos como alma, yo, individuo, sujeto e inclusive mente o entendimiento, por lo que dicho término debe ser considerado en un sentido amplio. La segunda acotación es en cuanto a la clasificación de las disciplinas filosóficas, pues si comparamos con la división que realiza por ejemplo Mario Bunge, se puede ver que existen diferencias abismales entre una y otra. Aparte de las diferencias de concepciones que puedan tener ambos, también existe una barrera temporal entre ambos autores y cualquier otro autor contemporáneo, pues no olvidemos que la división de la filosofía que Hessen presenta en su libro corresponde al año 1925, y esa puede ser una de las razones por las cuales su clasificación de las disciplinas filosóficas sea tan reducido.

Disciplinas filosoficas johannes hessen

Referencias:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Cortés, J. y Martinez, A. (1996). Conocimiento, teoría del. Recuperado de http://www.teologiavalencia.es/DownloadFile.php?File=Catalogo/Item/291_Item/TC%2003%20Herder_Teoria_conocimiento.pdf

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Teoría del conocimiento de Hessen – Introducción 1

-La esencia de la filosofía-

¿Qué es la teoría del conocimiento? ¿Cómo definir su posición dentro de la filosofía? Esas son las preguntas con las que inicia su libro Johannes Hessen. Al responder la primera pregunta encuentra un primer escollo: si la teoría del conocimiento es una disciplina filosófica, entonces ¿Qué es la filosofía? ¿Cuál es su esencia? Precisamente, en esta primera parte, el autor abordara esta problemática y planteará una definición de la esencia de la filosofía que le permitirá ubicar a la teoría del conocimiento dentro del cuerpo de disciplinas que la conforman.

En primer lugar, evaluará si se puede llegar a una definición esencial de la filosofía a partir de la definición etimológica, las diferentes definiciones de los filósofos a través del tiempo o abordando el contenido histórico de la filosofía. Así, comenzará por descartar la primera[i] por considerar que su generalidad no permite encontrar a una definición esencial. Luego, en cuanto a las diferentes definiciones de los filósofos observará que no hay una unidad que le permita llegar a una respuesta única que englobe a todas en una definición esencial, por lo que también descartará este camino. Por último, encuentra un problema en ubicar el contenido histórico de la filosofía, puesto que este método (perteneciente a Wilhelm Dilthey) presupone una definición de filosofía incurriendo en un razonamiento circular. Ante esto, Hessen propone dos métodos para buscar la definición esencial de la filosofía y esos son: el método inductivo y deductivo.

Respecto al método inductivo, hará una modificación al método de Dilthey que consistirá en obviar la definición preconcebida de filosofía y centrarse en identificar los contenidos objetivos comunes en los diferentes sistemas filosóficos. Así encontrará que dichos contenidos comunes son dos: la orientación a la universalidad y el carácter racional de dicha orientación. Asimismo, al enfocar estos rasgos esenciales de la filosofía en su evolución histórica encontrará que la filosofía al igual que un péndulo va de un enfoque dirigido al estudio del microcosmos o filosofía como concepción del yo, hacia un enfoque en el macrocosmos o filosofía como concepción del universo y viceversa. De esta manera, Hessen desde esta perspectiva define a la filosofía como un “(…) intento del espíritu humano para llegar a una concepción del universo mediante la autorreflexión sobre sus funciones valorativas y prácticas.”

objetos filosofia hessen

En cuanto al método deductivo, Hessen, abordará el problema desde la ubicación de la filosofía dentro de las funciones superiores del espíritu humano o funciones culturales, es decir que la contrastará con la moral, la ciencia, la religión y las artes. Frente a la moral, la filosofía es un campo aparte pues la moral se encuentra en el aspecto práctico del ser humano, mientras que la filosofía se encuentra totalmente en el aspecto teórico. Ante la ciencia, ambas se encuentran en el aspecto teórico del ser humano pero la diferencia es que la ciencia solo estudia un fragmento de la realidad mientras que la filosofía tiene por objeto a toda la realidad. Por último, Hessen contrasta la filosofía con la religión y el arte, encontrando que las tres coinciden en su objeto, es decir que las tres buscan una concepción del universo como totalidad pero con la siguiente diferencia: mientras que la filosofía busca una demostración racional de dicha concepción, la religión la fundamenta en la experiencia vivencial o la experiencia religiosa; respecto al arte, éste también llega a una concepción del universo pero no de manera directa sino a través de la observación de un parte específica de ésta y por la vía de la intuición. Así, la filosofía es como el dios bifronte Jano, con la particularidad de que una cara mira hacia la ciencia y la otra cara mira hacia la religión y el arte.

Definición filosofia Hessen

[i] La definición etimológica es la comúnmente conocida: “amor a la sabiduría”

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

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Teoría del Conocimiento – Hessen – Estructura

Johannes Hessen fue un filósofo y sacerdote católico alemán nacido en Lobberich en 1889, que trabajó en la Universidad de Colonia como profesor titular del curso de Filosofía de la Religión. Como resultado de sus lecciones en la Universidad escribe su obra “Teoría del Conocimiento”, que junto a otras publicaciones lo harán conocido por sus exposiciones sistemáticas de algunas disciplinas filosóficas (Teoría del conocimiento, metafísica y teoría de los valores).

Johannes Hessen
Johannes Hessen (1889-1971)

Para Ferrater Mora, el objetivo fundamental de Hessen era edificar una filosofía cristiana que aproveche los tres aportes más importantes de la filosofía de su época: la fenomenología, el neokantismo y la teoría objetivista de los valores; y es que para él toda concepción religiosa debidamente fundamentada debe tener como sus pilares a una epistemología y axiología religiosas.

Su obra más conocida en la actualidad, “Teoría del Conocimiento”, fue publicada en el año de 1925 como parte de una colección alemana que buscaba publicar obras que pudieran ser adquiridas por la mayoría de personas, menos voluminosas que los grandes tratados filosóficos pero sin que se resienta la rigurosidad de las mismas.

Sobre la obra, se precisa en su prólogo que se trata antes que nada de una introducción a los problemas que presenta la cuestión del conocimiento y señala que la obra se caracteriza fundamentalmente por:

  • Utilizar el método fenomenológico
  • Considerar el problema de la intuición
  • Incluir la teoría especial del conocimiento

Es así, que la estructura de la obra presenta seis partes, siendo fundamentales las cuatro siguientes:

  • La introducción, donde Hessen aborda el problema de la definición de la filosofía y la ubicación de la teoría del conocimiento en ella.
  • La teoría general del conocimiento, donde se abordan los problemas de la cuestión del conocimiento tales como: su origen, su esencia, sus especies y el criterio de la verdad.
  • La teoría especial del conocimiento, donde se aborda el problema de las categorías o conceptos fundamentales que utilizamos para definir a las cosas, tema emparentado con la metafísica.
  • La conclusión, donde Hessen aborda el tema de la fe y el saber.

Estructura general Teoria del Conocimiento Hessen

Finalmente, señalar que en próximas publicaciones iremos presentando y desarrollando cada uno de estos cuatro puntos fundamentales al detalle.

Referencia:

Hessen, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf

Ferrater, J. (2004). Diccionario de Filosofía. España, Barcelona: Editorial Ariel S.A.

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Una indagación sobre la lógica y la realidad (Parte 1)

La presente publicación forma parte de un trabajo universitario elaborado para el curso de Lógica II que será publicado en cuatro partes. 

  1. Introducción

Desde los orígenes de la humanidad hubo un elemento de vital importancia que permitió el desarrollo de la civilización, la religiosidad y la cultura en la antigua Grecia, este elemento fue el lenguaje, que en sus inicios se caracterizaba por la oralidad y que estaba relacionado con la religiosidad y la organización social de la época hasta la aparición de la escritura, cambio que estuvo acompañado de una modificación en dicha organización social y el desarrollo de la cultura. Es así que el desarrollo del lenguaje y la curiosidad propia del ser humano lo han llevado a buscar explicaciones sobre la naturaleza y sobre las cuestiones humanas, y con el tiempo éste desarrollo una herramienta que le permitiría elaborar razonamientos válidos que emplearía para dar cuenta de la realidad sin caer en algún error. Esta herramienta creada por los antiguos griegos y sistematizada por Aristóteles perdura hasta nuestros días y se ha ido desarrollando hasta ser parte vital en nuestros días, encontrando su aplicación en la informática y la matemática, incluso en la elaboración de argumentos y el análisis de los mismos identificando falacias o errores de argumentación, esta valiosa herramienta es la lógica.

  1. La lógica y sus principios

La lógica es denominada por algunos como la ciencia del razonamiento, debido que ésta se encarga de estudiar cierto tipo específico de razonamientos denominados “esquemas de argumento” con la finalidad de determinar su validez. Por otra parte, Bunge (1959) señala que la lógica es una ciencia de tipo formal[1] que se caracteriza por ser racional, sistémica y verificable pero carente de objetividad, debido que no proporciona información alguna referente a la realidad pese a que muchas veces los entes ideales con los que trabaja los obtiene por abstracción de objetos reales. Por esta razón la lógica no puede pronunciarse sobre la verdad de las premisas y las conclusiones sino, únicamente, sobre la validez de su estructura.

Ahora bien, la lógica formal puede dividirse a su vez en lógica clásica y lógica no clásica, caracterizándose la primera por circunscribirse dentro de cuatro principios: identidad, no contradicción, tercio excluido y razón suficiente. Cabe señalar que Pfander hace una distinción entre tres concepciones: ontológica, psicológica y lógica; a partir de las cuales explicará que el origen de los principios de identidad, no contradicción y razón suficiente se encuentra a nivel ontológico, toda vez que hacen referencia a objetos en general, y no a un objeto lógico, entendiendo por ello a los conceptos, razonamientos y juicios. Precisamente, el principio de tercio excluido hace referencia a los juicios, que son objetos lógicos y por tanto sería el único principio de origen propiamente lógico.

Sin embargo, dado que los principios lógicos de identidad, contradicción y razón suficiente se derivan de principios ontológicos pertenecientes al campo de la teoría general de los objetos o de la ontología formal, se subyace una relación gnoseológica entre sujeto y objeto, siendo este último una realidad externa al sujeto. En efecto, Hessen, señala que el fenómeno del conocimiento se encuentra conformado por tres elementos a saber: el sujeto, la imagen y el objeto, a los que le corresponden una esfera psicológica, lógica y ontológica, respectivamente. Cabe señalar que dichos campos coinciden con las tres concepciones señaladas por Pfander.

A partir de esta relación gnoseológica, podemos hablar de una relación entre realidad, pensamiento y lenguaje donde el pensamiento sería el resultado de la abstracción efectuada de lo observado en la realidad, en otras palabras el conocimiento. Además, podemos establecer relaciones entre pares, de las cuales una sería la relación entre el pensamiento y la realidad, que es objeto de estudio de la gnoseología. Por otro lado, la relación entre el pensamiento y el lenguaje donde el sujeto no se encuentra en la interrelación con la realidad, sino que toma los símbolos o representaciones mentales de la realidad (imágenes, palabras o conceptos) para construir un esquema conceptual, y finalmente, la relación entre el lenguaje y la realidad, que es estudiada por la filosofía del lenguaje.

Ahora bien, la gnoseología nos plantea el problema de la esencia del conocimiento, es decir, la relación entre el sujeto y el objeto, que Hessen clasifica en respuestas pre-metafísicas, metafísicas y religiosas[2]. De estas tres tomaremos la segunda que al considerar el carácter ontológico del objeto establece tres posiciones epistemológicas: el idealismo, el fenomenalismo y el realismo. La primera de estas, parte del supuesto que no hay existencia externa independiente de la conciencia, por lo que postula que “ser es ser percibido”, es decir, que las cosas existen en la medida que sean percibidas por la conciencia, llegando a afirmar que si las cosas permanecen cuando las dejamos de percibir es porque existe una conciencia superior que las está percibiendo, esta posición se le conoce como idealismo epistemológico y es defendido por George Berkeley. Respecto al fenomenalismo, podemos señalar que es una posición intermedia entre el realismo y el idealismo, la cual no desconoce la existencia independiente de algo externo al sujeto, sino que señala que esta realidad externa es un noumeno o la cosa en sí, la cual no podemos llegar a conocer puesto que solo conocemos el fenómeno que está conformado por nuestras sensaciones y las formas puras de la intuición empírica: el espacio y el tiempo, que se encuentran en el interior del sujeto. Finalmente, la posición epistemológica del realismo parte del supuesto que existe una realidad independiente de la conciencia, por lo que no condiciona su existencia a la percepción del sujeto. Cabe señalar que el realismo tuvo diferentes etapas y que en cada una de ellas presentó algún tipo de variación pero en esencia mantuvo el mismo supuesto respecto a la existencia de la realidad. Sin embargo, podemos distinguir entre un realismo ontológico que afirma “que el mundo existe por sí mismo, con independencia del conocimiento o la conciencia que se tenga de él” (Cassini, 1992, p.4) mientras que el realismo epistemológico sostiene que “es posible conocer el mundo tal como éste es en sí mismo” (Cassini, 1992, p.6), por lo que las teorías pueden ser susceptibles de ser verdaderas o falsas, toda vez que consideran la concepción correspondentista de la verdad.

De este modo, podemos ver que la posición del idealismo nos llevaría a desconocer la existencia de objetos independientes del sujeto y reducirlos a ideas dentro de nuestra conciencia, por lo que no podríamos hablar de principios ontológicos, sino que todo lo reduciríamos a operaciones de nuestra mente , es decir que tendríamos que hablar de principios psicológicos como la base de los principios lógicos y aceptar que el fundamento de la existencia de la realidad, en este caso de la permanencia de los objetos externos fuera de nuestra percepción sería asumir que hay una conciencia superior o dios, pero esto estaría contraviniendo lo sostenido por Pfander y nos llevaría a un problema adicional, el de la existencia de dios.

De otro lado, el fenomenalismo nos plantea un inconveniente pues la realidad propiamente dicha sería incognoscible, lo único que podríamos conocer es el fenómeno, es decir, una representación de la realidad. Esto nos lleva a pensar que los principios ontológicos se derivan del fenómeno, un constructo que se encuentra en la mente del sujeto, una aproximación a la realidad que se encuentra conformada por la objetividad de los datos sensibles y la subjetividad del sujeto cognoscente. Asociando esto al fenómeno del conocimiento descrito por Hessen, los principios ontológicos en que se sustentan los principios lógicos de identidad, no contradicción y razón suficiente se derivarían no del objeto externo al sujeto sino de la imagen que tiene el sujeto del objeto.

Finalmente, el realismo al asumir la existencia de una realidad externa independiente del sujeto, permite que los principios ontológicos se deriven de la observación de objetos externos, desligándolos por completo del pensamiento del sujeto. Considerando que los primeros en desarrollar la lógica fueron los griegos y que estos se encontraban dentro de un realismo ingenuo podemos afirmar que este es el sentido original de los principios ontológicos que originan los principios lógicos. Sin embargo, esta respuesta gnoseológica contiene un inconveniente que consiste en fundamentar la existencia de la realidad, problema que es estudiado por la metafísica, y en particular por la ontología.

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[1] Mario Bunge clasifica las ciencias en formales y fácticas, dicha clasificación está vinculado al objeto de estudio de estas, de tal manera que las formales no tienen un objeto de estudio porque analizan entes ideales y por esa misma razón no son objetivos.

[2] Hessen establece que las respuestas pre-metafísicas no abordan la cuestión del carácter ontológico del sujeto o del objeto distinguiendo dos posiciones: objetivismo y subjetivismo. En cuanto a las respuestas teológicas, estas abordan el problema de la relación entre sujeto y objeto considerando un principio último de las cosas: lo absoluto, distinguiendo dos posiciones: monismo y dualismo.

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