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El aristotelismo de Bunge y su crítica al falsacionismo

Cada vez que revisamos un periódico siempre encontramos información de todo tipo. Por ejemplo, hace poco apareció la noticia del hallazgo de unos huesos rotos de mastodonte que cambiarían todas las teorías sobre el poblamiento de América. Sin embargo, dicho diario también incluye al final una sección destinada a predicciones realizadas por astrólogos.  Así que surge la pregunta ¿debemos considerar como información verdadera a todas las publicaciones de un diario? ¿Por qué creer más en una noticia que refutaría una teoría científica que al horóscopo? Una respuesta a esta pregunta la encontramos en el planteamiento del filósofo austríaco Karl Popper y su falsacionismo, que nos permite diferenciar las ciencias de las pseudociencias, criterio que Mario Bunge califica de “masoquismo gnoseológico” y lo considera como parte de una epistemología artificial que no tiene relación con la ciencia real. Sin embargo, considero que lo que está en juego detrás de las afirmaciones de Mario Bunge no es una crítica objetiva y bien fundamentada al falsacionismo, sino la defensa de sus propios presupuestos aristotélicos que se ven cuestionados.

Así, una de las primeras críticas que Bunge hace al falsacionismo consiste en afirmar que ésta es una teoría probabilista de la verdad, y por esa misma razón lo acusa de cometer el error metodológico de hacer a la verosimilitud o el grado de verdad de una proposición dependiente de su propia imposibilidad, es decir igualarlas. Sin embargo, considerar dicho criterio como una teoría de la verdad es un error. Así pues, Popper cuenta que el problema que más le preocupaba resolver era el problema de la demarcación que, por aquel entonces, Wittgenstein en su Tractatus planteaba que el inductivismo era el criterio de demarcación entre las ciencias y pseudociencias, es decir, que las proposiciones de la ciencia se deducirían de enunciados observacionales verdaderos, que podían ser verificados empíricamente. En otras palabras, fue el primer Wittgenstein quien hizo coincidir en el inductivismo a la verificabilidad, la significatividad y el carácter científico (demarcabilidad). Por esta razón, muchos consideran erróneamente que la teoría de Popper eleva la probabilidad al status de concepto de verdad, oponiéndolo al  verificacionismo, que se fundamenta en la concepción de verdad por correspondencia. Por el contrario, en realidad, lo que él encuentra es una relación asimétrica entre la verificabilidad de una proposición y su falsabilidad, y esto porque él considera que la verdad por correspondencia es un absoluto inalcanzable, por lo que prefiere mantenerlo como un ideal que motiva a la ciencia a realizar su actividad fundamental: la investigación científica, pero en ningún momento plantea que el falsacionismo ocupe su lugar.

Otra crítica que hace Bunge consiste en calificar a la falsabilidad de innecesaria e insuficiente para resolver el problema de la demarcación, debido que en realidad es la coherencia externa la que resuelve dicho problema. En efecto, Bunge señala que en la ciencia existen diversos tipos de hipótesis, de las cuales las hipótesis científicas son consideradas como tales porque pese a no ser confirmables, por lo menos son coherentes con el conjunto de teorías científicas vigentes; mientras que las hipótesis no científicas ya han sido refutadas en el tiempo y además de no coincidir con el conjunto de teorías científicas. En realidad, lo que hace Bunge en este caso es utilizar la teoría coherentista de la verdad como un criterio demarcatorio en su afán por minimizar al falsacionismo de Popper y así mantener el verificacionismo como criterio de verdad.

Ahora bien, tanto Bunge como Popper se circunscriben dentro de un realismo epistemológico que postula la existencia autónoma del mundo externo. Sin embargo, las diferencias entre ambos pueden hacerse más notorias si revisamos cuestiones más hondas de su marco teórico. Por ejemplo el significado y la valoración que le otorga cada uno al término griego “epistéme” es totalmente opuesto, mientras que Bunge le atribuye el significado de conocimiento científico y lo utiliza para denominar a la teoría de la ciencia como epistemología, Popper rechaza el término por considerar que Aristóteles le atribuye la significación de ser un saber de lo universal y de lo necesario, que para él no sería más que un ídolo inalcanzable pues no existe conocimiento absolutamente seguro ni demostrable. Otro aspecto es el hecho que Bunge defiende el verificacionismo como criterio de verdad, el mismo que se fundamenta en la concepción correspondentista de la verdad que se encuentra en la metafísica aristotélica, lo que lleva a que él espere encontrar en la realidad ciertas regularidades que le permitan plantear una teoría científica o confirmarla a través de la verificación empírica, e inclusive plantear una predicción inductiva; en cambio, Popper al rechazar la concepción de “epistéme” de Aristóteles, no se ve en la necesidad de utilizar el verificacionismo como criterio de verdad, sino que mantiene el concepto de verdad pero como objetivo inalcanzable, razón por la cual no es necesario encontrar a través de la observación dichas regularidades en la realidad sino que de lo que se trata es de que el científico plantee hipótesis que al ser puestas a prueba se vean falsadas por la realidad.

En ese sentido, podemos concluir que en realidad Bunge no busca demostrar la inutilidad del criterio demarcatorio de Popper sino que lo que busca es defender su propio sistema de creencias basado en la concepción aristotélica de la verdad, que lo conlleva a admitir que en la realidad existe una estructura ontológica que se manifiesta como regularidades y de las cuales podemos obtener un conocimiento probable a través de la inducción. A diferencia de Popper que duda de la demarcación que realiza el inductivismo en su forma positiva (como criterio de verdad o verificacionismo), pero lo mantiene en su forma negativa, es decir como criterio demarcatorio o falsacionismo.

Referencias:

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La epistemología: dos definiciones para un término

Desde que nos despertamos cada día hasta que descansamos al finalizar éste, nos desenvolvemos en un mundo con el que interactuamos para poder vivir, claro está que esta interacción es en principio una relación cognoscitiva entre el sujeto (nosotros) y el objeto (el mundo o la realidad e inclusive el otro o los otros). Ésta relación no hace más que presentarnos el inicio de uno de los problemas que aborda la filosofía: el problema del conocimiento. Sin embargo, es común en Iberoamérica separar la gnoseología y la epistemología, bajo el supuesto de que la primera estudia al conocimiento en general, mientras que la segunda aborda únicamente al conocimiento científico. Por ejemplo dicha separación la podemos encontrar en textos preuniversitarios e inclusive en la malla curricular de la escuela de filosofía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde se dicta un curso de teoría del conocimiento y otro de epistemología. El principal responsable de esta separación es el prestigioso epistemólogo argentino Mario Bunge, quien en su diccionario de filosofía señala expresamente que la epistemología no incluye a la gnoseología. No obstante, considero que esta perspectiva netamente científica nos llevaría a una visión estrecha de la epistemología.

Para empezar, en lo que respecta a la perspectiva de Mario Bunge, encontramos algunas imprecisiones en su terminología empleada a la hora de definir qué es la epistemología.  En efecto, en su libro “Epistemología” él suele identificar este término con el de filosofía de la ciencia, compartiendo ambas la misma definición que en resumen puede entenderse como una rama de la filosofía que se encarga del estudio de la naturaleza de la investigación científica y del conocimiento científico. Sin embargo, al considerar su tipología de la filosofía encontramos que él considera a la filosofía de la ciencia por encima de la filosofía exacta (que se basa en la lógica) y la filosofía especulativa (como el existencialismo, la fenomenología, la filosofía del lenguaje y la deconstrucción), esto lleva a considerar a la filosofía de la ciencia o epistemología como la matriz de la que se desprenden una serie de disciplinas filosóficas, que según Bunge pueden clasificarse en básicas y aplicadas, encontrándose dentro de las básicas la lógica, la semántica (matemática), la ontología (científica no especulativa) y la epistemología, con lo que la epistemología o filosofía de la ciencia se subsumiría a sí misma y a las otras ramas que forman parte de las disciplinas básicas de la filosofía.

Por otra parte, la traducción común que se hace de la definición etimológica del término  epistemología como estudio o tratado de la ciencia suele inducir al anacronismo de trasladar la concepción moderna de ciencia a periodos anteriores a esta. Al respecto podemos agregar que Bunge coincide con esta traducción del término epistéme ya que para poder definir epistemología él retoma la oposición entre los términos griegos doxa (conocimiento inseguro) y epistéme (conocimiento asegurado). Por el contrario, dicha traducción es inexacta ya que según Heidegger el término epistéme no hace referencia a una ciencia sino a un tipo de competencia del cual la filosofía formaba parte. Sin embargo, en cuestiones de definiciones por lo general es el uso el que impera por encima del significado etimológico.

Al respecto, el epistemólogo argentino Rolando García afirma que históricamente la epistemología tiene su origen en el término alemán wissenshaftlehre o teoría de la ciencia, que reemplazó al término erkenntnistheorie o teoría del conocimiento, para luego ser recogido por Bertrand Russel en su “Ensayo sobre los fundamentos de la geometría” con el término epistemology en el año de 1897, y que posteriormente será traducido en Francia como epistemologie difundiéndose después a América Latina como epistemología. Sin embargo, dicha historia del término contiene algunas omisiones, la primera respecto a la teoría de la ciencia, si bien García ubica la aparición de esta denominación posterior a la de teoría del conocimiento, él no considera que en el año 1925 el filósofo rumano Johannes Hessen ya consideraba dicho término, el cual lo dividía en teoría formal de la ciencia o lógica y teoría material de la ciencia o teoría del conocimiento, por lo que no es tan cierto que la wissenshaft lehre era totalmente aislada de la erkenntnistheorie. Respecto a la aparición del término epistemology en el mundo anglosajón, es sabido que en el año de 1854 el filósofo escoces James Frederick Ferrier introduce este término en su obra “Fundamentos de la metafísica” donde propone dividir la filosofía en metafísica y epistemología, resultando falso que sea Russell quien utiliza inicialmente este término. En cuanto al uso del término epistemologie en Francia, el diccionario Ferrater Mora señala que su uso era indistinto con otros dos términos: gnoséologie y théorie de la conaissance. Incluso, el diccionario marxista Rosental – Iudin en el año 1978 menciona que el término epistemología es idéntico al término gnoseología y que su utilización solo correspondería a la filosofía británica y norteamericana, desdeñándolo obviamente por su perspectiva ideológica.

De esta manera, podemos afirmar que la palabra epistemología contiene un significado doble, uno más cercano a su sentido original concibiéndola como gnoseología o teoría del conocimiento, toda vez que al rastrear los orígenes de la reflexión sobre el conocimiento nos vemos obligados a remontarnos a épocas donde la ciencia no existía sino que en su lugar había otra forma de conocimiento o saber del cual la filosofía griega formaba parte. Respecto al otro significado, debemos señalar que si bien coincide con la perspectiva de Mario Bunge, lejos de estar equivocada, sería una perspectiva parcial que se circunscribe únicamente a uno de los ámbitos de la teoría del conocimiento general.

Referencias:

  • Bunge, M. (2007). Diccionario de filosofía.México D.F., México: Siglo veintiuno editores, S.A. de C.V.
  • Bunge, M. (1959). La ciencia su método y su filosofía.Buenos Aires, Argentina: Ediciones Siglo Veinte.
  • Bunge, M. (1980). Epistemología curso de actualización.Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.
  • Garcia,R. (2006). Epistemología y teoría del conocimiento. Salud Colectiva 2(2), 113-122. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/731/73120202.pdf
  • Gutierrez, G. (1996). Metodología de las ciencias sociales I. México D.F., México: Oxford University Press México, S.A. de C.V.
  • Ferrater, J. (2004). Diccionario de filosofía. Barcelona, España: Editorial Ariel, S.A.
  • Heidegger, M. (2004). ¿Qué es la filosofía? Barcelona, España: Herder Editorial, S.L.
  • Hessen, J. (1981). Teoría del conocimiento.Recuperado de https://gnoseologia1.files.wordpress.com/2011/03/teoria-del-conocimiento1.pdf
  • Rorty, R. (2001). La filosofía y el espejo de la naturaleza. Recuperado de https://lenguajeyconocimiento.files.wordpress.com/2013/10/la-filosofia-y-el-espejo-de-la-naturaleza.pdf
  • Rosental, M. y Iudin, P. (1978). Diccionario filosófico. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Universo.
  • Sobrevilla, D. (2014). Introducción a la filosofía. Lima, Perú: Editorial Universitaria.

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La definición de la filosofía según Mario Bunge

¿Qué es la filosofía? Es una pregunta difícil de responder y su característica principal es no poseer una respuesta única sino que hay tantas respuestas como filósofos, haciendo que definirla sea una tarea titánica cuando no imposible. Es así que en esta ocasión tomamos una definición proporcionada por el epistemólogo argentino Mario Bunge al respecto.

En su diccionario filosófico, él considera tres acepciones a la palabra filosofía que las he clasificado como una definición en sentido amplio y otra en sentido específico. En cuanto la primera, nos dice que la filosofía es una disciplina que estudia los conceptos y las hipótesis más generales, definición que no resulta muy específica. Asimismo, la divide en dos ramas: la filosofía básica y la aplicada, denominando a esta última como tecnología de la filosofía y subordinándola a la primera.

Por otra parte, respecto al sentido específico del término, se encuentra la filosofía exacta, que está vinculada con la lógica y las matemáticas; y la filosofía científica, que se encuentra vinculada con la ciencia y la tecnología, y se fundamente en la lógica.

No obstante, en otro texto, Mario Bunge se muestra muy crítico frente a los argumentos filosóficos  por considerarlos dogmáticos ya que estos se encuentran supeditados a lo señalado por una autoridad o al conjunto de proposiciones de algún ismo. Es así que en otro parte de dicho texto, el autor señala la preponderancia que debería tener la filosofía de la ciencia sobre la filosofía tradicional, al considerar que la primera no aborda pseudo-problemas ni apela a conocimientos anacrónicos como si lo hace la segunda.

Definición filosofía Mario Bunge
Mario Bunge y la definición de la Filosofía

Referencia:

Bunge, M. (2007). Diccionario de Filosofía. México D.F., México: Siglo veintiuno editores, S.A. de C.V.

Bunge, M. (1959). La ciencia su método y su filosofía. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Siglo Veinte.

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