Identidad y diferencia

Identidad y diferencia: dos modos de pensar

«En efecto, estas diferencias en el modo de pensar se pueden apreciar con mayor claridad en la noción de divinidad. Mientras en Occidente, dios se relaciona con la diferencia, este se concibe como algo trascendental distinto de todo. En cambio, en la India este se relaciona con la identidad, y por tanto Brahman (Ser absoluto) y Atman (ser individual) no son diferentes, por lo que inclusive dicha noción se relaciona con la inmanencia.»

Post publicado originalmente en el blog del Grupo de Estudios Asiáticos Tola – Dragonetti (https://toladragonetti.wordpress.com).

La pregunta por la existencia de la filosofía oriental llevó a muchos autores a indagar sobre la naturaleza de los desarrollos culturales de la India, China y Japón, centrándose en las diferencias culturales propias de Occidente y Oriente[1], lo que permitirá explicar las diferencias entre la filosofía desarrollada en ambas regiones. Así, una de las principales diferencias la encontramos en sus modos de pensar, que son explicados por el filósofo español Raimon Panikkar y el filósofo japonés Masao Abe.

Al respecto, Raimon Panikkar (1918-2010) en su libro “La experiencia filosófica de la India” (1997) señala que la diferencia entre los modos de pensar de Occidente y Oriente se encuentra en aquello a lo que cada cultura suele dar mayor importancia. En este caso, se menciona que la occidental se centra en la diferencia, mientras que la cultura de la India se enfoca en la identidad.

Así, este enfoque de la diferencia colocará como base del pensamiento el principio de no contradicción, lo que provocará que la realidad sea comprendida como una otredad y por ende el modo de pensar sea netamente representativo, entendiendo que existe una diferencia entre el pensamiento y la realidad. Y, por lo tanto, lo diferente será rechazado por incompatible o si es aceptado lo será como complementario, es decir que será subordinado.

Asimismo, el enfoque de la identidad colocará como piedra angular del pensamiento al principio de identidad, lo que provocará que la realidad sea comprendida como idéntica a uno, y por ende el modo de pensar sea netamente presentativo. De modo que pensamiento y realidad constituyan una unidad donde lo diferente sea visto como erróneo por su falsedad, pero no por eso rechazado, sino aceptado como incompleto.

En efecto, estas diferencias en el modo de pensar se pueden apreciar con mayor claridad en la noción de divinidad. Mientras en Occidente, dios se relaciona con la diferencia, este se concibe como algo trascendental distinto de todo. En cambio, en la India este se relaciona con la identidad, y por tanto Brahman (Ser absoluto) y Atman (ser individual) no son diferentes, por lo que inclusive dicha noción se relaciona con la inmanencia.

Por otro lado, el filósofo budista Masao Abe (1915-2006), en la introducción al libro “Indagación del bien” (1990) de Kitaro Nishida (1870-1945), también hace referencia a los dos modos de pensar, donde se puede apreciar que, al igual que Panikkar, también concibe que ambos modos de pensar mantienen el mismo enfoque hacia la diferencia y la identidad. Sin embargo, hace unas apreciaciones adicionales sobre ambas.

Para comenzar la primera diferencia que encuentra tiene que ver con la base del modo de pensar occidental y ese es el principio de no contradición, lo que se refleja en el carácter demostrativo de dicho tipo de pensamiento. Mientras que el pensamiento de China y Japón se caracteriza por ser no demostrativo. Sin embargo, estas características tendrán ciertas implicancias en la cultura misma de ambas tradiciones.

Es así, que el autor japonés señala que este carácter demostrativo provocó que en Occidente se establezca una relación entre pensamiento y lenguaje que contribuyó a la separación entre filosofía y religión, así como también al desarrollo de la lógica, la filosofía teórica y la ciencia. Por el contrario, en China y Japón su carácter no demostrativo, generó que el pensamiento se relacione con la acción, mientras el lenguaje pasó a un segundo plano, lo que contribuyó a que la filosofía y la religión se mantengan unidas.

Finalmente, y pese a que ambos autores eran cautelosos en realizar sus afirmaciones sobre los modos de pensar de la cultura de la India, por un lado, y de China y Japón por el otro; se puede apreciar que ambos modos de pensar tenían coincidencias entre ellos siendo posible afirmar que el modo de pensar de estas tres culturas se sostenía en el principio de la identidad, una identidad que implicaba la unidad entre conocimiento y práctica, donde el lenguaje pasaba a un segundo plano y por tanto sus productos culturales se presenten de formas distintas a la de Occidente.


[1] Es importante señalar que referirse a “Oriente” como un término para agrupar solo a India, China y Japón es por demás reduccionista, además de implica ubicar a Occidente en el centro o punto de referencia desde donde se construye todo conocimiento, por lo que su uso en este artículo solo es para efectos esquemáticos.

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