Giovanni Pico della Mirandola, filósofo y mago (Cuarta parte y final)

«El Renacimiento Italiano significó una serie de cambios sociales, económicos y culturales a todo nivel para la Europa del siglo XV. También significó el comienzo de un viraje que posteriormente nos llevará al giro epistemológico.»

Giovanni Pico y la magia

Ahora revisaremos uno de los textos más importante de Giovanni Pico della Mirandola, el libro denominado Discurso sobre la dignidad del hombre que fue publicado en 1486 como introducción a sus 900 tesis que pensaba debatir en Roma hasta que fueron censuradas por el Papa Inocencio VIII. Este texto es el más conocido de Pico, pero lamentablemente la fama llegó después de su muerte, y trata básicamente de dos temas: el hombre y la magia. A continuación procuraremos enfocarnos en ambos temas y revisar brevemente sus aportes o influencia en el pensamiento renacentista de la época y posterior.

El texto comienza hablando del hombre desde la tradición árabe para luego citar a Hermes Trismegisto[1]: “Gran milagro, oh Asclepio, es el hombre”, de lo que podemos observar que el primer punto de partida en el pensamiento de Pico es la pregunta por el hombre, por su lugar en el mundo y es que en aquella época estaba ocurriendo “(…) una mutación radical en la concepción del hombre, y por tanto de sus relaciones con el ser, trae a primer plano toda aquella rica gama de temáticas antaño desechadas, condenadas y exorcizadas como impías y diabólicas, y permite que pongan de manifiesto su fecundidad y se purifiquen sin perder en ningún momento su significado original.” (Garín, 1984, p.202) Es decir, que él reformula el concepto de hombre vigente a la época y lo conecta con una tradición antiquísima: la magía.

Sobre el particular, es curioso ver que en “la investigación renacentista se asista a una atenta y preocupada discusión sobre la verdadera y la falsa magia, sobre la verdadera y la falsa astrología, sobre la verdadera y la falsa alquimia, pues se intuye que en tal delimitación se halla la nueva vía que abrirá al hombre el dominio sobre la naturaleza.” (Garín, 1984, p.202) Dicha circunstancia me recuerda al problema de la delimitación en Popper, quien trata de encontrar el criterio o instrumento que permita distinguir la ciencia de la pseudociencia y es que “Pico, además, está preocupado por definir una precisa línea de demarcación entre procesos reales comprobados, y nexos arbitrarios y fantásticos.” (Garín, 1993, p.182)  Es preciso recordar que el objetivo de los integrantes de la Academia Florentina consistía en encontrar una teología primigenia que les permita unificar las diferentes doctrinas religiosas como filosóficas y parte de ese objetivo era acceder a la sabiduría de los textos de Hermes Trismegisto, Zoroastro y Orfeo. Sin embargo, como hemos visto anteriormente los últimos estudios han puesto en duda la veracidad de los mismos.

Por ello, el mismo Pico era consciente del problema que había con la magia, que había sido perseguida durante casi todo el Medioevo, por lo que se volvía imperioso delimitar si toda la magia era demoniaca o solo una parte de ella. De allí que la academia florentina señale que “Se infiere que tanto como la primera magia aparece monstruosa y nociva, tanto la segunda se muestra divina y saludable. Sobre todo porque la una poniendo al hombre a merced de los enemigos de Dios, lo aleja de Dios, mientras que la otra lo excita a tal admiración de las obras del  Señor que de ella derivan seguramente caridad cautivante, fe y esperanza.” (Pico, 1978, p.66). Nuevamente, aquí tenemos una referencia a la noción del hombre en Pico y vinculado u asociado a la magia, donde el hombre no presenta una naturaleza negativa de por sí, ni tampoco una naturaleza positiva, por lo que la naturaleza humana sería indeterminada, libre pero con una salvedad y es que al ser el hombre un ser indeterminado, entonces puede desarrollarse haciendo uso de la magia, una que no lo aleja del camino del Señor sino que lo acerca, pero así como existe este tipo de magia también había una que te alejaba de dicho camino, una que te pierde y otra que te salva. De modo que, podemos encontrar dicho criterio en el siguiente párrafo de su obra donde nos dice que “(…) la magia es doble, fundándose la una exclusivamente en las obras y la autoridad de los demonios, cosa del todo execrable y monstruosa; la otra en cambio, si bien se la considera, no es sino la consumación absoluta de la filosofía natural.” (Pico, 1978, p.65)

Ahora bien, dicha naturaleza indeterminada del hombre se produce por estar en un centro entre la temporalidad y la eternidad, entre las bestias de naturaleza terrestre y los seres incorpóreos de naturaleza celeste. Precisamente por esto él afirmara la existencia de “(…) dos naturalezas de nuestra alma, por las cuales somos levantados al cielo o precipitados a los infiernos (…)” (Pico, 1978, p.53), afirmación muy  muy parecida a lo que postulara posteriormente Lutero respecto a la doble naturaleza humana donde el cuerpo está vinculado a la naturaleza de la servidumbre, mientras que el alma está asociada a la naturaleza de la libertad. De allí que se afirme que “ni la astrología ni la magia son conocimientos desinteresados, Su objetivo es saber para actuar.” (Villoro, 1992, p.77), es decir, que el objetivo de la magia y la astrología verdaderas es encontrar el camino que nos permita seguir a nuestra esencia y así llegar a nuestra plenitud. Por esa misma razón, citando a Mahoma, nos dirá que “quien se aleja de la ley divina acaba por volverse una bestia” (Villoro, 1992, p.49), lo que nos permite concluir que la magia y la astrología verdadera eran medios que nos permitían alcanzar o conocer esta ley divina y con ello transformarnos nosotros mismos, no en algo más sino en el desarrollo de nuestra propia esencia. 

Entonces, ¿qué es la magia? Para Pico la magia puede ser definida a partir de los señalado por “(…) Platón en el Alcibíades: la magia de Zoroastro no era sino la ciencia de las cosas divinas, que los reyes persas enseñaban a sus hijos para que aprendieran a regir el propio Estado según el ejemplo del orden del mundo. Nos responderá en el Cármides que la magia de Xalmoxis es la medicina del alma con que se logra la templanza interior, así como la otra la salud del cuerpo.” (Pico, 1978, p.65) De lo que podemos apreciar que la magia verdadera a diferencia de la filosofía antigua no presenta una actitud contemplativa, sino que presenta una actitud más utilitarista, es un saber enfocado en la práctica que busca identificar leyes divinas en la naturaleza, de allí que afirme que “(…) como el campesino lo hace con los olmos y las vides, así el mago desposa la tierra y el cielo, esto es, las fuerzas del mundo inferior con las dotes y las propiedades superiores.” (Pico, 1978, p.66)

Esta inclusión, va ser importante, pues lo que va a hacer Pico es despreciar la magia demoniaca que se enfoca en el dominio de leyes sobrenaturales y practicar la magia natural que nos lleva acceder a la ley divina. Por ello es que la delimitación entre la magia verdadera de la falsa, la astrología verdadera de la falsa le permitía combatir “(…) la astrología adivinatoria, o sea la pretensión –en el horóscopo- de legar a causas universales (la luz, el calor, etc…) acontecimiento particulares (el accidente que afecta a lo singular). Ello no le impide defender la astrología matemática, es decir el estudio de las leyes que regulan los movimientos celestes.” (Garín, 1984, p.181)

Es por esta razón que cuando se habla del filósofo del Renacimiento se habla también del mago. Así Giordano Bruno que vivió en la primera mitad del siglo XV definirá al mago como “el sabio que tiene la capacidad de actuar” (Villoro, 1992, p.77) Mientras que por su parte Pico señalara que  para “(…) Porfirio en lengua persa “mago” tiene el mismo significado que entre nosotros “intérprete y cultor de las cosas divinas” (…)” (Pico, 1978, p.65). De esta manera, nos encontramos ante uno de los antecedentes de lo que posteriormente constituiría la ciencia moderna, con la respectiva ruptura de la noción de conocimiento como algo experiencial, pero con un enfoque más experimental.

Conclusiones

Giovanni Pico della Mirandola, fue un filósofo renacentista que vivió durante la segunda mitad del siglo XV y cuyo trabajo significó la síntesis de doctrinas tan diversas como la hebrea, la griega, la latina y la cristiana. Si bien dicho esfuerzo se fundamentó en textos de carácter apócrifo provenientes de autores cuya existencia será puesta en duda posteriormente, no puede negarse que la búsqueda de la Prisca Theologia los llevó a introducir la magia natural en el campo de la filosofía de la época, incorporando su carácter utilitarista a las actividades de los filósofos del Renacimiento Italiano y que a la postre constituirá el germen de lo que posteriormente conoceremos como la Nueva Ciencia, donde se dará el paso definitivo a la desacralización del mundo, donde el conocimiento y la filosofía terminarán de dar el giro epistémico.


[1] Tradición que ha recibido de su maestro Marsilio Ficino, quien introdujo el Hermetismo en  la Academia florentina

Bibliografía

  • Pico, G. (2006). Discurso sobre la dignidad del hombre (Adolfo Ruiz, Trad.). Recuperado de http://editorialpi.net/ensayos/discursosobreladignidaddelhombre.pdf
  • Pico, G. (1978). Discurso sobre la dignidad del hombre Adolfo Ruiz, Trad.). Buenos Aires, Argentina: Editorial y Librería Goncourt.
  • Iturralde, I. (2015). Maquiavelo. De príncipes, caciques y otros animales políticos. Barcelona, España: Editorial Bonalletra Alcompas, SL.
  • Reale, G. y Antiseri, D. (1995). Historia del pensamiento filosófico y científico. II Del humanismo a Kant (Juan Iglesias, Trad.). Barcelona, España: Editorial Herder.
  • Copleston, F. (1994). Historia de la Filosofía. Vol. III De Ockham a Suarez (Juan García, Trad.). Barcelona, España: Editorial Ariel.
  • Villoro, L. (1992). El pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento. México D.F., México: Fondo de Cultura Económica.
  • Romano, R. y Tenenti, A. (1980). Los fundamentos del mundo moderno. Edad Media tardía, Renacimiento, Reforma. (Marcial Suárez, Trad.). Madrid, España: Editorial Siglo XXI.
  • Garin, E. (1993). El hombre del Renacimiento. Madrid, España: Alianza Editorial.
  • Garin, E. (1984). La revolución cultural del Renacimiento. Barcelona, España: Editorial Grijalbo.

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